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Tribuna
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Vísperas de nada

Por una vez, los mercados de valores españoles han conseguido anticiparse a Wall Street, ofreciendo a los asistentes una sesión totalmente falta de orientación y vacía de contenido. La apertura de aquel mercado dio la razón a los desconfiados inversores españoles, que pasaron de la apatía de la mañana a una posición vendedora en las pocas horas en que ambas bolsas coinciden en su horario, restándole 44 centésimas al pequeño avance matinal. Tras los últimos escarceos de Wall Street, gracias a la vuelta de las opas, todo ha recuperado el ritmo habitual al acogerse la operación con algunas reticencias y se ha aprovechado la recuperación de los precios para vender.Esta postura no es ajena a los patios de operaciones españoles, aunque también hay inversores que han decidido dedicar una pequeña parte de sus recursos al riesgo puro aplicando, no obstante, los más rígidos criterios a esta decisión. El ambiente en las bolsas empieza a ser un reflejo evidente de la evolución de la reforma, ya que son pocos los valores importantes que aún contratan en corro, lo cual desvía la atención hacia las pantallas de los ordenadores y deja la sesión sin interés.

La caja bancaria, que es el único recurso tradicional del mercado que sigue completamente vivo, tampoco dio mucho juego, limitándose todo a un par de pequeñas subidas y un retroceso, entre los siete grandes. El volumen negociado casi repitió el del día anterior, con lo que la sesión matinal consiguió cerrar sin pronunciarse respecto al futuro inmediato.

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