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¡Qué noche la de aquel día!

Mábel Galaz

Existe la encomiable costumbre de medir el comportamiento humano según ciertos índices, llámense pulso vital, barómetro o termómetro social. Algunos índices no estaban para bromas según amanecía el miércoles 19 de abril de 1988, sobre todo en Madrid, capital asediada por multitud de huelgas, atascos sin fin y el Milán. Pero peor fue la noche. La noche resultó patética: basuras todavía sin recoger, calles sin limpiar, casi la mitad de los autobuses municipales en paro, líneas telefónicas sucias y el persistente olor a atasco todavía cercano. Para remate, el Milán goleaba escandalosamente al Madrid y el Barcelona se convertía en finalista de la Recopa. Madrid apestaba.No hay índice, barómetro, termómetro que averiguar pueda la reacción de los madrileños ante tamaña catástrofe. Madrid era una ciudad aparentemente alejada de todo pulso vital, pero bien hay que distinguir que una cosa es ser madrileño y otra ser madridista, por lo que la goleada del Milán quizás no afectase de forma tan genérica como las huelgas y los atascos del día. Pero aquel madrileño/madridista sometido a la acción furibunda de tanta tragedia junta sí tuvo que pasar una mala noche. ¿Qué recuerda de la noche del 5-0? Algunos supervivientes son capaces hoy de reconstruir algunos de los hechos del día. Sin embargo, curiosamente, sólo se acuerdan del 5-0.

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Por ejemplo, Diego Córdoba, abogado en ejercicio y con el carné de socio del Real Madrid número 917, recuerda con desgana: "Aquella noche se me cayeron los palos del sombrajo. Cuando marcaron el tercer gol [los italianos] cogí tal cabreo que cerré el despacho y me fui a la cama. Y, en la cama, a dormir". Gregorio Peces-Barba, ex presidente del Congreso de los Diputados, vio el partido por televisión en su casa de la sierra, alejado de la suciedad y el atasco, circunstancias que no disminuyeron su pesar: "Vi el partido solo. Al terminar, cené, aunque poco, y me fui a la cama con un cabreo monumental". El humorista José Luis Coll, habitual en el palco del Bernabéti, vio también el partido por televisión: "Encajé la derrota como pude. Yo no soy una persona que me alegre o decepcione fácilmente, así que no lo llevé del todo mal. Eso sí, si el Madrid gana al Milán por 5-0 en esta ocasión, me emborracharé algo más de lo que suelo hacerlo todas las noches".Otros afectados prefirieron matar la depresión haciendo footing o visitando algún local nocturno. A pesar del conflicto de Telefónica, las líneas funcionaron para algunas llamadas con soma. %Has visto el partido?', preguntaba ese amigo rojiblanco que suele poseer todo madridista que se precie. "Sí, y hoy puedo decirte que me siento más madridista que nunca", espetaba con dignidad un afectado que prefiere mantener su. identidad en el anonimato.

En otros confines de la nación, el pulso vital era febril. El, presidente del Barcelona, Josep Lluís Núñez, vivió esa noche: con cierto trajín: "Cada vez que: marcaba el Milán salía al pasillo, me encontraba con mi mujer y le daba un beso". Total., cinco besos en una noche, que: no es mala estadística. Jesús; Gil, su homólogo del Atlético de Madrid, vivió los goles con más sentimiento paternal que marital: "Estaba tan nervioso y animaba tanto al Milán que mis hijos me decían: 'Papá, tranquilo, que te va a dar algo".

Aquella noche dificilmente será recordada por otros dígitos que aquéllos que componen un 5-0. No hay termómetro, barómetro o pulso vital que pueda con un 5-0. Porque es un resultado tan asombroso que no puede dejar de afectar al normal y rutinario desenvolvimiento de los ciudadanos.

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Sobre la firma

Mábel Galaz
Fue la primera mujer en pertenecer a la sección de Deportes de EL PAÍS. Luego hizo información de Madrid y Cultura. Impulsó la creación de las páginas de Gente y Estilo. Ha colaborado con varias cadenas de televisión y con la Cadena Ser. Ahora escribe en El País Semanal.

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