El lío de los Crivillé

Alex Crivillé, el niño de Seva (Barcelona), el campeón del mundo de motociclismo más joven de la historia con 19 años, el hombre que este año ha alcanzado la fama a los mandos de una JJ-Cobas en el Mundial de 125cc, mantiene en vilo a la afición española y a sus patrocinadores principales. Ni Alex ni su hermano-consejero-apoderado José han decidido todavía qué harán el próximo año. Y, claro, el mundo de la moto anda dudando. Le llueven las ofertas, aunque no todas maravillosas.

El pronóstico general es que los Crivillé se están equivocando. Otra cosa es que el balance final sea lo suficientemente satisfactorio como para considerar que lo han hecho de maravilla. Primero abandonaron JJ-Cobas, cuando todo el mundo entendía que a Alex, excelente y maravilloso piloto, le hubiera ido muy bien seguir un año más con Cobas.

Se fueron de Cobas porque soñaban con una máquina oficial japonesa de 250cc que, al parecer, nunca tuvieron en sus manos. Ni Honda ni Yamaha tienen motos de pata negra, es decir, oficiales para el niño de Seva. Las ofertas que el muchacho tiene para correr en dos y medio con los japoneses son con máquinas carrera-cliente, muy inferiores a lo que serán las motos, por ejemplo, de Carlos Cardús (Honda) o Luca Cadalora (Yamaha). Eso sí, tanto Honda-España como el italiano Giacomo Agostini (Yamaha) le han prometido que su moto irá mejorando a medida que discurra la temporada.

Alex se va de JJ-Cobas soñando con una oficial japonesa y, de momento, no la tiene. Las otras dos ofertas sí son oficiales pero no es lo que pretende el campeón. Ni las Aprilia de 250cc -unas máquinas peligrosísimas en carrera pues rompen con mucha frecuencia- ni la Derbi de 125cc son el sueño deseado de los Crivillé.