El diablo por dentro
Alan Parker, con todas sus virtudes y defectos, representa una de las vertientes más interesantes del cine de los años ochenta. La. fascinación que el cine negro ejerce sobre la generación actual de cineastas atrapó también a Parker cuando leyó Falling Angel, novela de William Hjortsbeg:una historia que mezcla dos géneros tan atractivos como la novela clásica de detectives tipo Chandler y lo sobrenatural, material ideal para las ambiciones de Parker.Cambió el título porque en el cine ya había demasiados ángeles caídos, y trasladó la acción a Nueva Orleáns porque en Manhattan ya se habían hecho demasiadas películas de detectives. El corazón del ángel es un claro exponente de la conocida facilidad de Parker para comunicar con el espectador y atraparle en su relato. La aventura de este sabueso, Harry Angel, ducho hasta ahora en asuntos de pacotilla,que acepta el encargo de resolver un oscuro y confuso caso, arranca siguiendo al pie de la letra el código del género de detectives, las situaciones, los personajes y la iconografia.
Pero cuando Mike Rourke (Harry Angel) abandona Brooklin allí queda el cine negro. En Nueva Orleáns la acción entra de lleno en el terror-fantástico y se rige por otros cánones: el rito vudú, la magia negra y una simbología satánica repleta de muertes.
El mismo Parker confesó llevar el demonio dentro y liberarse de él durante el rodaje. Incorporó a la novela original las escenas más violentas y las pesadillas más extrañas del protagonista. No renunció a su efectista tratamiento visual acostumbrado y a la inclusión de imágenes-choque (herencia de sus trabajos en anuncios publicitarios) para relatar los suplicios infernales de este héroe ciego, que ha medida que progresa su investigación se va descubriendo a sí mismo como culpable y víctima.
Las pistas de Fausto y Mefistófeles que conducen la línea argumental de Parker acaban siendo falsas cuando al final se desvela la complejidad de una estructura edípica. El argumento es un duro itinerario para Mike Rourke, símbolo erótico y de rebeldía de esta década. La pose indolente del actor resulta imprescindible al lado de Charlot Rampling, serenísima en su breve y reconfortable aparición, en esta historia trepidante. Robert de Niro, que estuvo a punto de negar su aparición en una de las mejores películas de cine negro de la época, se alegró de interpretar al poderoso Cyphre, auténtica alma del diablo.
El corazón del ángel se emite a las 23.15 por TM-3.
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