Un éxito de Fernando Arrabal
Probablemente Fernando Arrabal no necesita más droga o más alcohol que sus propias segregaciones internas, pero muchos espectadores de la tertulia de Sánchez Dragó creyeron erróneamente, en la madrugada del jueves al viernes, que podía estar en un estado espirituoso agudo: la cena, la espera a la hora tardía de emisión... En otras tertulias -por ejemplo, en la política-, los supuestos animadores llegan ya dormidos, aterrados porque al día siguiente tienen que madrugar, y quizá alcancen a algún espectador que todavía no haya caído -caerá poco después, indudablemente. Pero Sánchez Dragó los quiere despiertos, y nada mejor que convocar a sus invitados -algunos, de pago, como el propio Arrabal- para tratar del Apocalipsis, un tema que sin duda preocupa profundamente a los ciudadanos.Siempre he defendido la idea de que hay una primacía del texto sobre el espectáculo, pero en este caso el que ofreció el hombrecillo vestido de amarillo -color nefasto para las gentes de teatro desde que Moliére murió vestido de ese color-, que se proclamaba marroquí -nació en Melilla-, correteando por la tarima del decorado, abrazando y besando a los otros invitados, quitándose los zapatos y los calcetines, farfullando, fue un espectáculo superior al de la palabra. Sánchez Dragó mandó desconectar el micrófono del hombrecillo universal, lo cual no privó a éste de seguir haciéndose audible a través de los micrófonos de los otros, abrazándose a ellos, y gritando insistentemente que quería hablar. ¿Cómo se le puede negar la palabra a un autor cuyas obras montan los mejores directores del mundo, y en todos los países (salvo en España)? Una injusticia, sobre todo para el espectador.
Pero lo que llegó a ser impresionante fue la imagen de los otros invitados, tan deseosos de hablar del Apocalipsis y hasta de ofrecer el dinero que estaban ganándose para imprimir cartelones con consignas propias de lo que se aproxima, que decidieron olvidar la pegajosa mosca amarilla que tiraba de sus brazos y de sus piernas y seguir hablando seriamente. Para ellos, Arrabal había dejado de tener presencia. Serenamente hablaban de la química del individuo y de la posibilidad de la reconstrucción de sus moléculas en un seguro más allá que les parecía completamente necesario -Arrabal les acusaba de marxistas-leninistas: qué hombre más antiguo-, aunque a veces alguno de los interlocutores tuviera que seguir hablando a gatas, o a cuatro patas, según la irrespetuosa expresión castellana, para huir de Arrabal o hasta para capturarle antes de que se despeñase desde la tarima. Podría desprenderse de esto que el anarquista divino -según sus palabras- estaba fuera de sí. Yo creo, más bien, que estaba perfectamente dentro de sí, y que estaba haciendo una proyección adecuada de su imagen y de la trascendencia del tema de que se trataba, y que realmente producía el mejor espectáculo que podía ofrecer televisión: los que hablaban, desde el conocimiento -¿gnosis?- del Apocalipsis iban quedando en ridículo, y el que aparecía como adecuado y en su punto era el excelente y necesario bufón que en todas las cortes hace la caricatura de la trascendencia.
Algo muy importante
En cuanto a la necesidad, que se presentaría ahora, de relatar y desmenuzar el debate sobre esa cuestión probablemente inmediata, mi nula preparación en cuestiones metafísicas y escatológicas, que podrían atribuirse equivocadamente a un escepticismo frío y desangelado, me impidieron captar toda la magnitud de las palabras de los contertulios. Pero, a juzgar por sus rostros, se trataba de algo muy importante.[Por otra parte, según informa la agencia EFE, Diego Carcedo, director de los informativos de TVE, declaró ayer que la intervención de Arrabal en La noche "fue un espectáculo lamentable". Afirmó que el escritor intervino "completamente bebido", y lo ocurrido "ha sido un espectáculo bochornoso que los directivos de TVE lamentamos haber ofrecido". Carcedo ha dado órdenes para que no se ofrezca alcohol a los participantes en los programas.
Por su parte, Arrabal dijo que se debió a que "me tomé una copa de Chinchón y la mezcla del alcohol con unas medicinas que estoy tomando provocó una situación peligrosísima para mi salud."]
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