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La media docena de goles fue lo único destacable del Real Madrid-Spora

La media docena de goles conseguidos por el Real Madrid resultó el principal dato serio e incuestionable del partido. La abismal diferencia entre el conjunto madridista y el Spora convirtió la mayor parte del encuentro en una especie de festival benéfico, con el campeón luxemburgués como estrella singular de un espectáculo para la diversión ajeno a los cánones tradicionales del fútbol. La eliminatoria estuvo sentenciada antes de jugarse, por lo que el interés de la misma se centró en el número de goles que encajaría el Spora.El campeón luxemburgués fue un equipo que despertó la compasión en la afición madridista por su inocencia, ingenuidad y timidez: incluso tuvo el generoso detalle de marcar un gol en propia meta. El equipo de suplentes del Madrid le arrolló con media docena de goles, pero pudo aumentar la cuenta hasta un tanteador de escándalo, superior al ya famoso 12-1 de España a Malta. Los suplentes madridistas tuvieron ocasiones para establecer una nueva goleada histórica, esta vez en la Copa de Europa, pero sintieron pena de unos rivales que les regalaron toda clase de ventajas para poder realizar un juego de filigranas, diabluras y malabarismos.

Llegó un momento, mediada la segunda parte, que esa misma pena se trasladó a las gradas del Santiago Bernabéu. Ante la falta de motividad y de alicientes de un encuentro sin garra, sin emoción, sin espectáculo sobre el césped, los espectadores comenzaron a dedicar olés a los jugadores luxemburgueses cuando hilvanaron un simulacro de jugada al aproximarse a la meta de Agustín. No contaron con otro espectáculo para divertirse. Pocas veces el campo madridista será escenario de los aplausos y de los ánimos de sus espectadores hacia un rival que evidenció un fútbol de colegio.

El partido se desarrolló con la seriedad que requieren la normas de juego: jugadores uniformados, árbitro y jueces de línea, dos tiempos reglamentarios de 45 minutos cada uno; su descanso. Pero faltó la competitividad porque no la pudo haber ante la diferencia de los contendientes. Los jugadores del Spora, por no hacer, no cometieron más que cuatro faltas en todo el partido y de ellas sólo una con intención.

El entrenador madridista, John Toshack, aprovechó la categoría del rival para alinear a los suplentes y permitir que todos los jugadores de la plantilla interviniesen en la eliminatoria con el fin de que también participen en el reparto de las primas por pasar a la siguiente ronda. Dio descanso a Butragueño y Ruggeri y junto al técnico se sentaron en el banquillo suplentes de lujo como Schuster, Michel, Martín Vázquez y Gordillo.

Pero la debilidad de los luxemburgueses no impidió al técnico madridista insistir en su sistema de juego, con cinco defensas: Hierro, Tendillo y Sanchis, en el centro, con Chendo por delante, y a sus lados, Esteban, por el izquierdo, y Julio Llorente, por el derecho. Estos dos últimos hombres se convirtieron en realidad en compañeros de Paco Llorente y Aldana en el centro del campo, con Losada y Hugo Sánchez como delanteros.

El partido careció del ambiente de las citas europeas. La mayor parte del partido se desarrolló en la mitad del campo, el que correspondió al Spora en cada tiempo. Las contadas ocasiones en que el balón llegó al campo madridista correspondieron a los saques del portero. Los espectadores, sobre todo los colocados detrás de las porterías, también cambiaron de campo tras el descanso. El aburrimiento llegó a los aficionados a pesar del número de goles y para divertirse recurrieron a aplaudir cualquier amago de ataque del Spora y a animar a sus jugadores con el grito de su equipo. Los espectadores hasta celebraron el único saque de esquina que lanzó el campeón luxemburgués. En el graderío no se vivió la tensión de un partido porque estuvo resuelto antes de jugarse y la afición se divirtió con unos jugadores cuyo recuerdo es haber pisado el Santiago Bernabéu, dar una vuelta al campo al final del encuentro, como si de triunfadores se tratase, hacerse una fotografía e intercambiar sus singulares camisetas con las blancas de las estrellas del Madrid.

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