Un penalti en el minuto 85 salvó al Barcelona de la derrota
Los legionarios de Varsovia, previamente sermoneados por el padre Mariusz Zapolski en una misa celebrada en la capilla del Camp Nou, ante La Moreneta, colocaron al borde del precipicio europeo al ejército del general Johan Cruyff en el mismo estadio donde el papa Karol Wojtyla recibió en 1982 el carné de socio azulgrana. Las tropas azulgrana se salvaron en última instancia, y de penalti, de una derrota que ahora deja la eliminatoria en manos de la Virgen Negra de Czestochowa. El saldo de la batalla vista la disposición de los dos bandos, fue una bendición del cielo para un equipo azulgrana que defendía por primera vez su título de la Recopa, obtenido la pasada temporada en Berna.El Barcelona anduvo a la deriva durante el primer tiempo. Se lanzó al vacío sin otro sino que el del suicidio o la victoria en la reanudación y acabó obteniendo un empate por obra y gracia de Zubizarreta y, presuntamente, del colegiado, que invalidó un gol a los polacos que habría significado el 0-2. Los soldados del Legia, como dijo el propio Joaquím María Puyal, corrieron como liebres y mordieron como perros, empeflados en demostrar que la táctica de Cruyff puede acabar teniendo tantas grietas como el mismo estadio olímpico de Montjuïc.
Kosecki, un tipo que hace lo que le viene en gana -lo dijo el propio Cruyff-, desarmó en sólo un cuarto de hora todo el entramado defensivo que dispuso el entrenador azulgrana. El Barcelona comenzó con dos marcadores atrás (Serna y Aloisio), un libero (Koeman) y un cuarto defensa (López Rekarte), que salía hasta el centro del campo en busca del media punta rival (Terlecki). Dos avances (m. 8 y 14) de Kosecki, cuya máxima aspiración es llegar a actuar con su grupo de reggae en Wembley, pusieron de color blanco a Aloisio y las piernas amoratadas a Zubizarreta.
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