Buscándose a sí mismo desesperadamente
El filo de la navaja es un melodrama de 1946 realizado con muchas agallas. El guión de Lamar Trotti, basado en la novela de W. Somerset Maugham, fue rechazado por el mismísimo George Cukor, que lo consideró disparatado. Edmund Goulding, más atrevido, aceptó el reto y dio a luz una obra hoy clásica, elegante e inolvidable: ¿acaso no permanece en la memoria con mucha mayor fuerza que el remake perpetrado hace pocos años por John Byrum, vehículo idóneo para mostrar las dotes dramáticas del cómico Bill Murray?El atractivo de El filo de la navaja reside en la magnificiencia de sus actores: comedido Tyrone Power; bellísima, malvadísíma Gene Tierney; borracha y patética Anne Baxter en el papel que le valió un oscar; estirado y cínico Cliflon Webb y, entre otros, Herbert Marshall en las propias pieles de Somerset Maugham, testigo silencioso e impotente de sus propias ficciones.
El filo de la navaja y El halcón de Baker se emiten por TVE- 1 a las 0
45 y 7.40. El astronauta se emite por TVE-2 a las 17.30.
También en la suavidad con que se aborda el recorrido espiritual del protagonista, que harto de la carencia de espiritualidad en la sociedada en que vive -curiosamente expresa su credo en una fiesta de alta alcurnia, vestido de etiqueta- se traslada de Chicago a París, al París más París que imaginarse pueda -muy bien recreado por Goulding y su equipo- para pasar de ahí a la India, a practicar la meditación trascendental.
El halcón de Baker es un western inédito en nuestras pantallas grandes, un western sencillo pero bien urdido y profundamente ecologista: su premisa la de enseñar al hombre a amar la naturaleza y a los animales que en ella viven. Tony Leblanc es el centro de la farsa El astronauta, o como cuatro catetos se montan su Cabo Cañaveral en plena meseta.
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