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El rugby vuelve a amenazar al deporte mundial

El rugby vuelve a amenazar la estabilidad del deporte mundial con la celebración, desde mañana, de la gira de una selección mundial por Suráfrica para conmemorar el centenario de su federación (SARB). Pese a las protestas y recomendaciones gubernamentales para evitarla, entrenadores y jugadores franceses, británicos y australianos han aceptado la invitación para participar. Como primera amenaza, los Juegos de la Commonwealth de 1990 pueden ser boicoteados por los países africanos. En la selección multinacional de rugby participarán ocho jugadores franceses, seis australianos, cuatro ingleses y un escocés.En 1986, 32 de los 58 países de la Commonwealth, en su mayoría africanos, ya boicotearon los pasados Juegos de la Commonwealth, en Edimburgo, para protestar contra la negativa del Reino Unido a aplicar sanciones económicas contra Suráfrica. El primer ministro neozelandés, GeofIrey Palmer, ha declarado que sus próximos juegos, en enero de 1990 en Auckland, no deberían ser afectados, y, de hecho, ningún jugador de este país ha viajado a Johanesburgo. Pero el ministro de Asuntos Exteriores australiano, Gareth Evans, por ejemplo, ha criticado a su federación por la presencia de cinco jugadores internacionales y el peligro no sólo para Auck1and, sino para la candidatura olímpica de Melbourne para 1996.

La historia reciente del deporte, aparte de los dos grandes boicoteos de Estados Unidos y muchos países occidentales a los Juegos de Moscú, en 1980 -por la invasión soviética de Afganistán-, y la contestación de la URS S y los países del Este -salvo Rumanía y China- cuatro años después, en Los Ángeles 1984, ha estado amenazada por el rugby. En realidad, el primer gran golpe a los Juegos Olímpicos se produjo en Montreal, 1976, cuando todos los países africanos, excepto Senegal y Costa de Marfil, se retiraron porque no admitían la participación de Nueva Zelanda. En aquellos mismos momentos, su equipo nacional, los All Blacks, estaba de gira por Suráfrica para enfrentarse a varias selecciones provinciales, según es habitual en este deporte, y al equipo nacional surafricano, los Springboks. Ambos, los dos mejores equipos del mundo. Después, siempre con la lógica iniciativa surafricana para no mantenerse aislada, se han sucedido otras giras, primero incluso de los Springboks fuera de sus fronteras, hasta que los contactos a nivel nacional ya fueron imposibles, y después invitando a equipos, tanto de jugadores de un mismo país como de varios.

Al margen del olimpismo

El rugby, el deporte más al margen del olimpismo, pues siempre ha querido tener sus propias reglas y mantener el máximo amateurismo, ha dañado continuamente al deporte olímpico organizado, impotente frente a su independentismo tradicional. Al ser Suráfrica una de sus mayores potencias, no se resiste a seguir la línea general, adoptada por el deporte en general, salvo excepciones -incluso con más claridad que la política o la economía-, de no tener relaciones con ella.En cualquier caso, también la hipocresía ha vuelto a llenar el asunto. La International Board, equivalente a la federación internacional del gran rugby, pues da las normas para todo el mundo, pero tiene sólo como miembros a las ocho grandes potencias -Inglaterra, Escocia, Gales, Irlanda, Francia, Nueva Zelanda, Australia y la propia Suráfrica-, permitió la gira actual, aunque con la participación de los jugadores a título individual dejándoles libertad para aceptar la invitación o no. Con ello se quería evitar la implicación directa de los países, lo cual hubiera sido mucho más grave. Las federaciones han seguido esta línea.

Imagen falsa

Son innegables los esfuerzos que la SARB ha hecho y hace por dar una imagen multirracial de su deporte. Su presidente, Dannie Craven, incluso se entrevistó este mismo año con dirigentes del Congreso Nacional Africano (ANC), con la cólera consiguiente del Gobierno de Pretoria. Hasta en sus reglamentos está excluida la discriminación. Peroen la práctica, aunque existan torneos mixtos y la condición para muchos equipos de que se compongan de la mitad de Jugadores negros para tener patrocinador, la realidad es que el apartheid político impide una verdadera integración. Si algún aficionado blanco no racista señala que la razón fundamental de que no haya grandes jugadores negros, ni siquiera mestizos, es porque son peores, no deja de ser verdad. Pero la clave es parecida a por qué no hay nadadores negro.s: tampoco los surafricanos han tenido oportunidades de integrarse en un deporte como el rugby, santo y seña de los afrikaners y que acaba siendo un coto cerrado para blancos.La teoría de los dirigentes del rugby como Craven o Albert Ferrasse, presidente de la federación francesa, siempre ha sido el mismo: que con los contactos se hace más por la integración racial y que no se trata de política, sino simplemente de deporte, de jugar a su rugby. En este caso, además, arguyen que no es una girapirata, sino que está permitida por la IB.

Ferrasse, muy criticado en Francia, ha dicho: "Mejor están en Suráfrica que en el Líbano". Olvidan, sin embargo, como les recuerdan también siempre las organizaciones antiapartheid que así se da fuerza al segregacionismo actual. El centenario de la SARB se verá realzado por una presencia internacional insólita en estos tiempos para el deporte surafricano.

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