Banesto espera utilizar las ventajas fiscales y la ley del mercado para optimizar la escisión de su grupo industrial
Durante la última semana se registró en los mercados españoles una fuerte demanda de títulos de Banesto por parte de grandes inversores, atribuida por los analistas del mercado a las ventajas fiscales de la escisión de cartera que estudia la entidad. Las fuentes consultadas señalaron que el expediente de esta escisión, por la cual Banesto separará de los títulos del banco la corporación industrial, repartida actualmente entre las sociedades de inversión denominadas isas, mejorará sensiblemente el balance del banco en el segundo semestre del año, aun cuando no existan beneficios fiscales explícitos por parte de la Administración. El expediente debería estar aprobado durante el próximo mes de septiembre, señalaron las fuentes consultadas. Los motivos esenciales son que si bien la actualización del valor de los activos de la corporación sí tributará, el canje de las acciones de las isas por acciones de la corporación que efectuará el banco y sus entidades filiales no tributará, lo que supone un ahorro fiscal significativo. Tampoco tributará para los accionistas particulares de las isas. La tributación sí tendrá efecto si esas acciones son vendidas en el mercado. El mecanismo que los asesores externos de Banesto recomiendan para atemperar el efecto de la tributación por la revalorización de los activos es que esta revalorización sea parcial. La idea es aflorar parcialmente la plusvalía encerrada en el grupo industrial, de forma tal que sea el propio mercado el que determine la revalorización final mediante el precio de los títulos de la corporación cotizados.
El banco logrará de esta forma una revalorización de activos, en parte explícita y en parte por la vía del mercado. La parte explícita podría permitir un incremento en el dividendo de la entidad. La tributación de la operación de escisión podría ser ampliamente compensada por la colocación en el mercado de una parte de los títulos, en realidad lo que exceda del 55% necesario para su control. El banco, por tanto, podría realizar una fuerte plusvalía por la colocación en el mercado de parte de los títulos de la corporación -algunos analistas sitúan la colocación entre el 15% y el 20% de su capital-, con una revalorización de la cartera que se quede en poder del banco -que no tributa- por la vía del mercado, compensando de esta forma ampliamente el efecto de la tributación sobre la revalorización de los activos.
La operación supondrá la eliminación de las isas, que de todas formas estaban condenadas a su extinción porla ley de Reforma del Mercado de Valores. El centro neurálgico del proceso es Cartisa, puesto que ella ejerce el control de algunos de los activos más importantes de la entidad. Banesto lanzó una oferta pública de adquisición (OPA) en 1988 sobre las isas con el objetivo de afianzar el control sobre un frondoso grupo industrial que abarca una amplia serie de activos.
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