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¡Victoria!, mi general

Los vecinos de General Álvarez de Castro logran parar la construcción de un aparcamiento subterráneo tras seis meses con la calle levantada

Jorge A. Rodríguez

El ejército vecinal de la calle del General Álvarez de Castro ha derrotado al Ayuntamiento de Madrid cuando la batalla estaba casi perdida. La tenaz resistencia de los vecinos, que con sus movilizaciones lograron detener las obras, y un estudio que revelaba la frágil cimentación de algunos edificios, han provocado que el nuevo equipo de gobierno decidiera no construir el aparcamiento subterráneo. El alcalde, Agustín Rodríguez Sahagún, visitó ayer la calle y consideró que ha triunfado el sentido común.

La calle ha estado seis meses patas arriba. Y todo para nada. Ahora, reparar y tapar la calle para dejarla como estaba va a costar entre 20 y 30 millones de pesetas, según estimaciones de Enrique Villoria, concejal de Urbanismo. Y eso sin contar la indemnización que deberá recibir la empresa constructora por la retirada de la concesión. Villoria acompañó ayer al alcalde en la visita que éste realizó a la citada calle para recoger el agradecimiento de los vecinos. Y en verdad que están agradecidos. "Como no iba a estarlo si desde que destrozaron la calle no me atrevo a cruzarla por temor a caerme". Virginia García, bastante entrada en años muestra su bastón para subrayar sus afirmaciones. "Eso no es nada, porque en los comercios de la zona las ventas han bajado entre un 50% y un 60% No pasa gente y las tres líneas de atobuses que atravesaban la calle han sido desviadas. No hay negocio", dice el propietario de una tienda de reparación de calzado, y lo rubrica la encargada de la administración de loterías número 159.

Seis meses de lucha

Este parece ser el final de una historia que comenzó hace ahora seis meses. Corría el mes de febrero y la empresa Aiser iniciaba las obras del aparcamiento. Los vecinos tardaron poco en reaccionar, pero en ese tiempo la calle ya estaba patas arriba. El proyecto contemplaba la desaparición de una de las cuatro filas de acacias. "Que la dejen como estaba", fue el grito de guerra que movilizó a los vecinos que se tiraron a la calle para manifestarse. En marzo, el Ayuntamiento paralizaba las obras. Eugenino Morales, concejal socialista de Circulación ordenaba la realización de un nuevo estudio geotécnico y otro sobre la cimentación de los edificios. Los estudios de cimentación han revelado que algunos edificios podrían verse seriamente perjudicados en el caso de que el aparcamiento se llevara adelante. Por si fuera poco, el terreno es bastante débil y por las proximidades pasan algunos arroyos subterráneos. En vista de ello, el Ayuntamiento decidió en su último pleno reponer la calle y dejarla como estaba.

"En cualquier caso hemos vencido los vecinos, porque en un 95% la victoria ha sido nuestra", dice Carlos de la Guardia, un vecino de la calle que fue gerente de Urbanismo a principios de los años ochenta. Para Rodríguez Sahagún, ha triunfado la cordura y el sentido común "porque no hay que correr riesgos inútiles". "No obstante", continúa el alcalde, "nosotros estuvimos en contra del proyecto desde el principio". Al equipo socialista, por su parte, le parece inconcebible que el alcalde visite las obras "de aparcamientos abortados".

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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