Excelente y variado

Tres películas prometen hoy momentos felices al espectador de TVE (cuatro si añadimos TV-3: L'home sense estrella -en su momento, La pradera sin ley- es un estupendo westem de King Vidor, vigoroso, furioso, trepidante, con temas como la libertad y la amistad en su ruda tripa).La primera, por orden de aparicion, es Picnic, todo un mito erótico de los cincuenta, realizado, a partir de una pieza teatral de William Inge, por Joshua Logan. Eros invade, en efecto, la cinta de punta a punta. La irrupción de un trotamundos en una pequeña comunidad yanqui es el detonante de una caliente explosión de sentimientos, odios, envidia, deseo y represión. Al éxito de la función contribuyen de manera decisiva el acertado tono cromático, que despide la violencia misma que subyace en los personajes, y un reparto magistral de grandes actores, reparto encabezado por William Holden -o más bien sus robustos hombros, su bruñida espalda, sus viriles sudores- y Kim Novak -o más bien su mirada penetrante, su esbeltez única- La obra en la que está basada la película fue montada para teatro por el propio Logan, quien la estrenó con un importante éxito en el Broadway neoyorquino.

La segunda es Fausto, una brillante adaptación del texto de Goethe llevada a cabo por F. W. Murnau en el lejano año de gracia de 1926, lo que la convierte en una de las joyas del cine mudo. Un torbellino visual, expresionista, arrebatado, que trasluce la creencia del cineasta en lo que cuenta, en las leyendas, en la fatalidad. Memorable -tal vez por excesiva, como siempre- composición de Emil Jannings en el papel de Mefistófeles. El anciano doctor que quiere guardar la juventud para siempre está interpretado por Gosta Ekinan.

Y, finalmente, otra adaptación de la literatura universal, la que realizara en 1951 Akira Kurosawa de El idiota dostoievskiano. El idiota es un filme largo -casi tres horas-, meticuloso y extremadamente fiel al texto, que el director nipón sabe reconvertir en imágenes inolvidables, vibrantes, con un ejemplar sentido de la medida y con una abrumadora fuerza de convicción. En el papel principal de ese hombre todo corazón y humanidad -para el resto del mundo, ya se sabe, idiotez-, un inconmensurable Toshiro Mifune.

Los Robinsones de los mares del Sur es un típico filme de aventuras, muy familiar, vistoso y ameno, en el que cabría destacar un magnífico pirata encarnado por Sessue Hayakawa. La película, producida en 1960 por la casa Disney, está dirigida por Ken Annakin y sus principales intérpretes son John Mills y Dorothy Mcguire.