Aitana Sánchez Gijón

Aitana Sánchez Gijón ha experimentado en las últimas semanas algo insólito: vivir alejada de la vorágine urbana. La tranquilidad de un pueblo, Almagro, y el contraste con su habitual vida diaria casi la han obligado a dedicarse a la reflexión: "En el fondo, me ha venido muy bien tener estos días llenos de horas libres, de descanso, de pensar hacia dónde voy".Almagro, pueblo de Ciudad Real marcado desde hace siglos por el teatro, ha sido el escenario de su representación diaria del personaje de Doña Magdalena en la obra El vergonzoso en palacio, de Tirso de Molina, bajo la dirección de Adolfo Marsillach, dentro de la programación del Festival Internacional de Teatro Clásico. El tener que sumergirse todos los días en su papel le ha obligado a prescindir de horas de asueto en la piscina, "ya que no debo ponerme muy morena", comenta la actriz.

Sus 20 años llegan a ser casi insultantes. A su enorme belleza se une su buen hacer sobre el escenario y los directores de teatro con los que ha trabajado -José Luis Alonso, Miguel Narros, Emilio Hernández y Adolfo Marsillach- la consideran una gran profesional, llena de tenacidad y voluntariosa.

Sus reflexiones en Almagro le han llevado a la convicción de que no puede dejar el teatro, aunque haga incursiones periódicas en el cine. El teatro "es donde más aprendo, los ensayos son como un curso concentrado de interpretación y las representaciones te dan más y más oficio todos los días". "Si sólo hiciera cine, todo sería más dificil; el teatro te da tiempo para reflexionar lo que haces, y una persona en etapa de formación, como yo, es lo que más necesita".