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Manuel Pereira

La afición a escribir del campeón de esgrima

Robert Álvarez

ROBERT ÁLVAREZ, "¿A quién no le han gustado alguna vez las películas de romanos o de los tres mosqueteros? ¿Quién no se ha enfrentado a su amigo esgrimiendo un palo de escoba como si fuera una espada? ¿Quién no ha soñado con ser D'Artagnan?", advierte Manuel Pereira, el flamante campeón del mundo en la especialidad de espada y primer español que obtiene un título mundial de esgrima. "No, mi afición a la esgrima no nace ahí. A los 17 años leí en un periódico que daban clases en algún sitio. Me parecía algo esnob, probé y me gustó. Fue en el Club de Esgrima de Madrid. Allí empezó todo". De allí a Denver, 11 años.

El miércoles, a última hora de la noche, sonó el teléfono en el domicilio de los Pereira. María Luisa Senabre quiso atender la ansiada llamada de su hijo, pero apenas intercambió dos palabras. De pronto rompió a llorar. "Se me puso la carne de gallina", recuerda Manuel Pereira, "entonces me di cuenta realmente de la grandeza de lo que había conseguido, de lo importante de mi conquista".

Ese día Manuel no pudo escribir una línea ni leer una página, dos de sus grandes aficiones al margen de la esgrima. "Para mí escribir es algo innato. Lo hago cada día. Es como si me lavara los dientes o como si desayunara. Escribo para mí, sin ninguna intención de publicar nada". Afición que le inculcó su madre desde pequeño. "Ella es una empedernida aficionada a la escritura. Es ejecutiva de una firma de cosméticos, pero en cuanto dispone de tiempo libre se pone a escribir".

Ha compuesto algunos poemas y prepara un libro en el que relata una historia sobre un niño. "Es una especie de diario en el que reúno experiencias de otras personas. Tal vez sea un poco incoherente, algo extravagante, pero para mí tiene un signíficado y con eso me basta". Para alimentar su afición Manuel es un voraz lector "de todo tipo de literatura, desde lsaac Asimov a Fray Luis de León o Bécquer". Su otra afición es la enseñanza de la esgrima. "Es un sedante dirigir a un grupo de chicos jóvenes en el Club Cardenal Cisneros de Madrid".

Descubrió este deporte algo mayorcito, de casualidad. "Los técnicos no se explican que haya conseguido una progresión tan rápida, porque la gente suele empezar a practicar la esgrima entre los 5 y los 10 años. Pero poco después de ingresar en el club de Madrid, a los 17 años, me proclamé campeón de España júnior, y a partir de ese momento ya no lo pude dejar y me fui dedicando con mayor intensidad. Deje otras actividades y deportes que hacía entonces como el baloncesto o el taichi, especie de yoga chino".

Su padre, el ginecólogo Miguel Ángel Pereira, es puertorriqueño. Tiene cuatro hermanos, uno de ellos nacido también en Puerto Rico, pero él nació en Madrid hace 28 años.

Tras el éxito, Manuel Pereira se confiesa desbordado por los acontecimientos. "Todavía tengo miedo de que todo sea un sueño, pero me levanto y me doy cuenta de que es verdad, de que soy campeón del mundo". Su gesta no entraba ni siquiera en las más remotas previsiones de la Federación Española o de la Asociación de Deportes Olímpicos, de la que este año cobrará un total de 1.735.000 pesetas en concepto de beca e incentivos. Además recibirá, cuando cumpla 50 años, 20 millones por el título mundial obtenido, según el plan de ayuda al deporte olímpico de La Caixa.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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