La fiera de mi Bogdanovich

Caído en gracia entre crítica y público con sus dos primeros y notables largometrajes -Targets y The last picture show-, Peter Bogdanovích continuó con sus ejercicios de cinerilla con ¿Qué me pasa, doctor?, un éxito de campanillas pero una película que fácilmente decae en una segunda visión.Sus aguas bebidas apuntaban descaradamente a Howard Hawks -ya objeto de un homenaje en The last picture show con escenas de Río Rojo incluídas- y concretamente a esa obra maestra que es La fiera de mi niña.

¿Qué me pasa, doctor?, en efecto, puede considerarse un remake inconfeso de La fiera de mi niña, con una línea argumental, de screwball comedy, similar, un Ryan O'Neal obstinado inútilmente en dar con el vis cómico de Cary Grant y una Barbra Streisand a varios años luz de Katharine Hepburn.

La película, naturalmente, tiene sus momentos, sus buenos momentos de comedia, de comedia de enredos -la típica confusión de mil y una maletas casualmente idénticas en su forma y color- y de slapstick -la loca persecución a bordo de un carrito de helados, con excelentes gags-, pero también posee un tono elefantiásico -Hawks jamás hubiera rodado una escena como la de la destrucción de la habitación del hotel, eso no lo hubiera hecho ni Blake Edwards-, exceso, acumulación innecesaria de las mismas fórmulas. Algo parecido le sucedería a Bogdanovich en Nickelodeon.

La película Amenaza en la sombra es un thriller algo estrambótico y pedante, y muy bien enmarcado en la ciudad de Venecia, obra del siempre sorprendente Nicolas Roeg.

Hacia adelante nos cuenta la historia de un grupo de civiles británicos que entran en filas durante la segunda guerra mundial y su asunción de los códigos militares, un material más bien tópico pero bien servido por Carol Reed. Los conquistadores de Atlantis no pasa de un discreto entretenimiento de aventuras fantásticas.