_
_
_
_
_
CICLISMO / TOUR DE FRANCIA

Delgado resurgió en la contra reloj de 73 kilómetros

Luis Gómez

El destino juega con Pedro Delgado, un ciclista cuya especial idiosincrasia obliga a los especialistas a tener que juzgar innumerables factores. "San Fermín es bueno", fue lo primero que dijo Echávarri, el director del equipo navarro Reynolds. Con Delgado hay que mirar al cielo, que no es el mismo cuando él corre, y hay que observar el tiempo, que pasa para unos de forma distinta que para el resto, pero, casi siempre, a favor del segoviano, que no es la primera vez que se busca estos aliados. Delgado resurgió en la contra reloj de ayer, en la que fue el segundo tras el estadounidense Greg Lemond, y se acercó a sus rivales.

Más información
Sigue el llano.

Tampoco fue ayer la primera vez que elementos externos actúan sobre los resultados de Delgado. De hecho, y en lo que al Tour se refiere, siempre ha sido así. No se puede olvidar, por otro lado, que Delgado insistió en 1987 una y otra vez en que la ausencia de calor permitió la victoria del irlandés Stephen Roche. Con Delgado no valen exclusivamente las estadísticas deportivas: hay que proveerse de un parte meteorológico, un estudio de sus biorritmos, el horóscopo del mes de julio y algún que otro escapulario.Entre los miembros del equipo Reynolds, si acaso, una estampita de san Fermín. "San Fermín es bueno", decía Echávarri con voz fervorosa en los pasillos del hotel. No se sabe si rezaba o mascullaba. "Que llueva para todos", decía Delgado desde la cama de la habitación 17 del hotel Climat mientras cruzaba los dedos de ambas manos y señalaba al cielo. "Lloverá seguro", afirmaba Manu Arrieta, masajista del equipo; "¿qué te apuestas a que llueve?". "Es mejor que haga viento", apostillaba Echávarri, "pues la lluvia corta el viento". Eran las dos y media de la tarde y Delgado se preparaba para comer. Afuera comenzaba a llover. Unos kilómetros más lejos, empezaba a soplar el viento. Más tarde, se fundieron los plomos del hotel, que se quedó sin luz. "A ver si ahora no voy a poder ver la etapa por televisión", exclamó el corredor.

La maldición de Delgado, la mano de san Fermín y los rezos de Echávarri, apodado Jomeini en el ciclismo, cayeron juntos sobre el grueso del equipo BH y sus jefes de fila, ahora menos jefes que anteayer. A ellos les tocó la peor parte porque no pudieron hacer ningún tipo de previsión. Así, Laudelino Cubino salió con buen tiempo, incluso con viento de cola, y se colocó dos ruedas lenticulares para sacar provecho. Pero, cruel destino, al kilómetro 15 el viento cambió, la lluvia apareció y Cubino bastante tuvo con mantenerse en pie. Detrás iba Pino, también con dos ruedas lenticulares. Notó viento. "Quitarme una de estas ruedas", pidió con urgencia. "Tranquilo, Cubino ha ido bien con ellas", le respondieron.

Los cambios de clima iban más rápidos que la información entre los coches del BH. Al llegar a una larga rampa, Pino se clavó: dos ruedas, viento en contra y lluvia eran demasiados factores adversos. Como él, se quemó en la etapa Fuerte. A los demás, al menos, las circunstancias meteorológicas no les pillaron tan de improviso.

Tal fue el caso de Roche: "Salí con fuerte bochorno, pero me indicaron que hacía algo de viento, así que me decidí por usar una sola rueda lenticular". Entre el kilómetro 40 y el 50, Roche se quedó clavado. Sus fuerzas no son ilimitadas, pero el viento en contra tampoco se lo esperaba.

Delgado había tomado la salida a las 11.04, casi cuatro horas antes que algunos de los favoritos. Acabó a las 12.42, con tiempo para llegar al hotel, descansar, darse un masaje, comer y regresar a la línea de meta para ver el final por televisión y comentarlo en directo. Sus impresiones cambiaron en el curso de esas cuatro horas.

"No estoy muy satisfecho"

"No estoy demasiado satisfecho. Creo que podía haber arañado un minuto más. Pero es que es tan dificil correr sin referencias", dijo al mediodía. "Se ha empezado a recuperar tiempo. Todavía podemos hacer alguna gracia", comentó al final. Pero no estaba contento del todo. "Me ha quedado mal sabor de boca por no ganar la etapa". Y es que una etapa contrarreloj del Tour no se gana todos los días. Claro está que tampoco nadie llega tarde.

Delgado, en cualquier caso, corrió bien. "Hoy ha sido él, el Delgado del Tour, no el del otro día", manifestó Echávarri antes de que pasara lo que pasé. Delgado actuó en todo momento sin referencias y corrió según una tabla de velocidades preparada por su director. "Echávarri me preparó una escala según fuese a 42, 43, 44, 45 y hasta 46 por hora. He ido todo el rato a 44 y he marchado bien, pero podía haber bajado de 1.38 horas si hubiera tenido alguna referencia interesante".

El segoviano perdió tiempo con respecto a Lemond y Fignon en los 15 últimos kilómetros, los más llanos, los de mejor carretera, los más aburridos y los más propicios para quienes pueden utilizar grandes desarrollos, que no es su caso. También hay que señalar que la lluvia y el viento no afectaron tanto al francés y al norteamericano. Delgado, Lemond, Fignon... No es mala tripleta. Son tres ganadores del Tour.

Delgado subió al puesto 28º de la clasificación general. Tiene por detrás a Rooks (a 37 segundos), Theunisse (a 44), Parra (a 1.28 minutos) y Herrera (a 5.27) y a mano a Zimmerman (con 16 segundos de ventaja sobre él), a Kelly (con 1.33 minutos), a Roche (con 1.43) y hasta a Hamspten (con 2.09).

Podría decirse que, con respecto a Alcalá (con 2.26 minutos sobre Delgado) y Mottet (2.44), a Delgado no le separan diferencias abismales. Sólo el holandés Breukink (5.02 de ventaja), Fignon (6.48) y Lemond (6.53) necesitan que actúe san Fermín. Desde luego, los dos últimos son ya los más peligrosos, ya que el primero no sube tanto. Lemond aún tiene que volver a demostrarlo, pero ya tiene el cartel de ganador de un Tour y ante el francés Bernard Hinault. Fignon, dos. Ambos, en realidad, lo que deben demostrar, sobre todo, es que vuelven a ser los que fueron en sus mejores momentos. El estadounidense, tras sus desgracias por el disparo que recibió en un accidente de caza, y su operación de apendicitis. El francés, por la tendinitis en su rodilla. Fignon, aunque no con excesiva brillantez, porque fue favorecido con la supresión de la etapa del Gavia, la más dura, avisó ya ganando el pasado Giro. Lemond, agazapado, ya ha dado un zarpazo.

Hoy es san Fermín y los del Reyno1ds repartirán pañuelos rojos en el pelotón como es su costumbre. "¿Suben las acciones de Delgado en Banesto?", le preguntaron a Echávarri. "¡Claro que suben!", contestó. En el Tour también han subido.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_