Una campaña para andar por casa
Los líderes han solapado el mensaje europeísta de sus candidatos con controversias de política nacional
, El vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, exagera al máximo un gesto de perplejidad cuando se le atribuye la culpa de haber desvirtuado la campaña electoral a fuerza de descalificar a los contrarios. "He revisado mis intervenciones y no hay un solo insulto a ninguna persona, y los demás me llaman de todo". El presidente del CDS, Adolfo Suárez, pone expresión de dolor y no quiere ni citar a Guerra por su nombre, simplemente es "el innombrable y nunca será un caballero". Ambos han arropado las campañas para el Parlamento Europeo de sus candidatos, Fernando Morán y José Ramón Caso, hablando casi nada o nada de Europa, tal y como ha hecho Manuel Fraga, del PP, con Marcelino Oreja, y Julio Anguita, por Izquierda Unida (IU), con Fernando Pérez Royo. Han sido 20 días de campaña muy casera.
Se ha hablado de mociones de censura, de debates inexistentes en televisión, y de quién será el candidato a la presidencia del Gobierno por el centro-derecha.No ha habido forma de centrar el debate europeo a pesar de que los verdaderos candidatos a la Asamblea de Estrasburgo se han esforzado en ello, pero han sido sus jefes de fila quienes han desviado la atención con otros asuntos y quienes se han llevado los titulares de los medios de comunicación.
Aunque esta circunstancia condujo al desánimo en muchas ocasiones al candidato, Fernando Morán, que no veía traslación en la Prensa de su discurso europeísta, conservó hasta el final su decisión de hablar de Europa a pesar de que sus parlamentos .no dieran titulares". Morán, con 15.000 kilómetros de avión y 3.000 por carretera al final de campaña, ha realizado un discurso parecido en plazas de toros, polideportivos y plazas públicas.
Ante un auditorio silencioso, que aplaudía al principio y al final de la intervención y cuando el candidato recordaba que España entró en la CE "gracias a Felipe González", empezaba sus conferencias con un "mirad, compañeros y compañeras, si triunfan los conservadores, en la Europa de 1993 las diferencias entre clases sociales aumentarán ......
El candidato socialista explicaba a sus miles de oyentes -la dirección del PSOE no cabe de gozo al comprobar cómo "ha respondido el partido para movilizar en esta campaña como si fueran generales y llenar plazas de toros mientras que los demás se reunían en cines"- la necesidad de votar a los socialistas europeos porque son los únicos que pueden constituir "una Europa política, porque las multinacionales ya se están preparando y no pueden imponer sólo su ley".
Eslogan
La explicación del eslogan electoral En Europa con fuerza fue otro de los argumentos de su campaña. Los socialistas españoles constituyen el único grupo "con prestigio" para defender los intereses del país, unido a la exhibición orgullosa de que el programa para estas elecciones es común para todos los socialistas y socialdemócratas europeos.
El vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, siempre que le escuchó en directo empleó unos minutos en alabar a Morán "por sus cualidades intelectuales y políticas", lo que producía evidente satisfacción en el candidato, que casi fue gozo cuando escuchó a Felipe González en Valencia que gritaba su nombre ante 25.000 personas: "Gracias a Fernando Morán, diplomático de profesión, socialista de corazón, hombre de bien...".
Pero la pauta de campaña la marcó Alfonso Guerra sacando a la palestra las cuatro mociones de censura del centro-derecha contra instituciones socialistas y el que viene Fraga corrió como la pólvora por toda la organización socialista, que no dejó de repetirlo en los 1.950 actos locales y 125 provinciales celebrados en los 20 días de campaña. El ataque no iba dirigido directamente contra Fraga sino contra el CDS, en aras de conseguir que "ningún voto progresista vaya a Suárez, porque eso sería votar a Fraga".
Anguita y el voto útil
Izquierda Unida (IU) también ha tenido una actuación en pareja, pegado como ha ido al candidato europeo, Fernando Pérez Royo, el secretario general del PCE, Julio Anguita. Para IU el anuncio de las mociones de censura contra los socialistas ha sido como un jarro de agua fría. Una vez más, como en 1982, tendrían que pechar con la ofensiva de los socialistas llamando a todos los progresistas al voto útil ante "el peligro conservador".
Anguita, en la plaza de toros de Valencia, ante más de 8.000 personas, se subía por las paredes. "¿Pero dónde está el peligro conservador, cuando el PSOE se ha aliado con la derecha para desbancar a ayuntamientos de izquierda? ¿Dónde está el peligro conservador, si veo a Felipe González el 14 de diciembre pactando con la derecha, si le veo aliado con la gran banca"?.
Por fin, en Alicante, a mitad de campaña, el máximo dirigente de CC OO, Antonio Gutiérrez, pidió sin ambages el voto para IU. El deseo de atraer el voto de los ugetistas ha sido más que evidente, para irritación del PSOE, que ha visto cómo en los espacios televisivos de propaganda electoral IU ha exhibido en pantalla la manifestación del Primero de Mayo deteniéndose en los planos donde sólo se veían banderas de UGT.
Gerardo Iglesias ahondó en la herida socialista al asegurar que en la primera fila de los mítines veía a muchos ugetistas "aplaudiendo a rabiar" las propuestas de Izquierda Unida.
El candidato número uno de Izquierda de los Pueblos, Juan María Bandrés, ha repartido su mensaje entre la reivindicación nacionalista y la clásica de una fuerza de izquierda, con la aspiración de conseguir apoyos fuera de Euskadi de un electorado que también se disputan el PSOE e Izquierda Unida. El mismo electorado en el que quiere pescar Santiago Carrillo al frente del Partido de los Trabajadores de España-Unidad Comunista.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.