"¡Ahí te quedas!"
, "No se pueden quitar los andamios y decir: '¡Ahí te quedas, plaza Mayor!". Jesús Jiménez, presidente de la asociación de vecinos y comerciantes de la zona, no se conforma con una simple labor de maquillaje. "Los soportales están llenos de cables que cuelgan por todos los lados, las fachadas de algunos locales necesitan retoques, la oficina de turismo merece un lugar más digno que el cuchitril en donde está...".
"Empezar limpiando las fachadas es como iniciar la casa por el tejado", señala Jiménez, pero coincidimos con el Ayuntamiento en que había que hacer algo sin esperar más tiempo, y esta obra era la que menos complicaciones presentaba. ¿El color elegido? Los vecinos en general no han puesto pegas".
El Ayuntamiento se ha gastado 280 millones de pesetas en el maquillaje de las fachadas, el nuevo sistema de drenaje, la iluminación monumental y la instalación de una antena parabólica para todos los vecinos de la plaza. La guinda de esta primera fase, los frescos de la Casa de la Panadería, sigue estando en el aire. El Ayuntamiento ha dejado el tema en manos de un equipo de especialistas que decidirá -no se sabe cuándo- si se restauran los ya existentes o se pintan otros nuevos.
Las fases sucesivas son todavía una incógnita. Las pautas las marcará un estudio realizado hace tiempo por el Gabinete de Rehabilitación Urbana (GRUSA). Pero el responsable de las obras, Miguel Palmero, parece haber descartado ya propuestas como la sustitución del pavimento de la plaza.
Mientras estas soluciones se pierden en el tiempo, la Fundación Villa y Corte no renuncia a soñar con su plaza: la Casa de la Panadería convertida en centro cultural y en una oficina ejemplar de turismo, una vivienda-museo albergando la historia de la plaza, alguaciles vestidos a la vieja usanza y el viejo carillón marcando de nuevo las horas.
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