Bulgaria expulsa a otras 340 personas de origen turco

, Las autoridades de Bulgaria han expulsado del país a otros 340 búlgaros de origen turco, lo que ha provocado la indignación en Turquía, a cuyo territorio llegaron ayer por via férrea. El periódico turco Hurriyet tituló ayer en primera página: "Los búlgaros, tan crueles como los nazis".

Las autoridades búlgaras han deportado del país al menos a 1.000 búlgaros de origen turco desde el pasado 6 de mayo. La causa aparente que ha desencadenado las expulsiones masivas es el apoyo de esa minoría étnica a las huelgas de hambre y otras protestas contra la campaña de asimilación étnica puesta en marcha por el Gobierno de Sofía.

El primer ministro turco, Turgut Ozal, ha declarado que "si Bulgaria expulsa a un millón de los nuestros, les acogeremos a todos".

Algunos de los expulsados el viernes presentaban heridas que, según ellos, les fueron inferidas por la policía búlgara al reprimir las manifestaciones de protesta.

Uno de los afectados, Ahmet Somunoglu, dijo: "La policía utilizó cañones de agua e incluso hizo fuego contra nosotros". Somunoglu se refería a la manifestación del día 27 de mayo, en la que miles de búlgaros de etnia turca se echaron a la calle gritando: "Nosotros somos turcos".

Otro protagonista directo de los sucesos dijo a los periodistas que un grupo de turcos fue forzado a punta de fusil a subir en un tren de mercancías y a permanecer allí encerrados durante un día y una noche sin agua. Después fueron deportados a través de la frontera.

Según un informe de Amnistía Internacial elaborado en 1985, el Gobierno de Bulgaria dejó de reconocer a la minoria étnica turca en la década de los setenta. La organización humanitaria internacional señala que desde que comenzó el programa de asimilación forzosa, al menos 100 búlgaros de origen turco han resultado muertos.

El Gobierno alega ahora que los que proclaman ser turcos no son otra cosa que descendientes de búlgaros que fueron obligados a convertirse al islam bajo la dominación otomana.

El programa del Gobierno prohíbe hablar turco y obliga a la minoría étnica a adoptar nombres búlgaros y abandonar sus costumbres islámicas.