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Una serie demencial

El Real Madrid parece dispuesto a reventar cualquier tipo de pronóstico en esta demencial serie que está disputando, y que hoy vivirá en el Pabellón de la Comunidad su cuarto partido (20.00 horas, televisiones autonómicas) con ventaja del Barça por 2 a 1.Cuentan los historiadores que Goya no pintaba todos los días, pero incluso atribuyendo comportamientos geniales al desarrollo del juego del Madrid, resulta francamente dificil explicar cómo se puede pasar de la nada a la gloria, y posteriormente a la miseria otra vez, en un espacio tan limitado de tiempo.

En estas situaciones, los razonamientos técnicos pierden un poco su peso. Se pueden hacer, pero nos darían unos porqués en ningún caso definitivos. Por poner un ejemplo: si el dominio del rebote suele traducirse en victoria, el equipo blanco ha demostrado que siendo dominado en esa faceta en los tres partidos, lo mismo pierde de 20 que logra vencer.

A lo largo de estos últimos días se ha especulado mucho con los aspectos psicológicos de la confrontación. Así se pudo explicar el tremendo cambio experimentado por el Real Madrid en el segundo partido. El líder había vuelto. Se volvía a contar con el único hombre capaz de dar conversación a un Norris con instinto asesino. El ganador por definición. Hasta ahí, muy bien. Pero visto el siguiente capítulo de la novela, hasta los manuales de psicología se han quedado cortos. Ni la resolución del teórico problema del bicefalismo a favor de Fernando Martín, sirvió para arreglar la inconsistencia de su juego.

Mientras su contrincante deja a los camaleones a la altura de unos principiantes, el Barcelona está dando la talla. Asentado, fiable en su comportamiento, con unas virtudes deportivas incuestionables a las que sumar una fuerza mental importante, puesta a menudo en entredicho.

A pesar de todo, el pensar que la final de la Liga está vista para sentencia sería reincidir en antiguos errores. El Barcelona cuenta con una ventaja clara. Ha llegado al fatídico dos. Cuenta con un par de oportunidades para cumplir con la historia que dice que el equipo con ventaja de campo logra el título. Al Madrid ya no le queda la posibilidad de elegir. Esté o no por la labor, ha de coger los pinceles. Tres años sin exponer son demasiados. Incluso para un Goya. Alguno que yo me sé, no lo perdonaría.

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