_
_
_
_
_

El Barcelona arrolló al Real Madrid

Robert Álvarez

Las rémoras del Madrid presagiaban que el argumento del primer partido del play-off final de la Liga de baloncesto iba a escribirse en base a su capacidad para contrarrestarlas. Pero el equipo madridista ni tan siquiera rindió de acuerdo con lo que se le suponía a su mermado potencial.A la baja de Fernando Martín y a la lesión de Romay se unió ayer la displicencia de todo el equipo y la extraña dejación de protagonismo de su líder, Drazen Petrovic.

El Barcelona, que parece haber llegado a poner en el punto ideal su bella máquina de hacer baloncesto, logró que la victoria trascendiese del mero 1-0 que refleja ahora el marcador.

El inicio del partido fue determinante. El Barcelona ganaba por 18 puntos en el minuto 5. El Madrid se pasó el partido con la lima en la mano. Pero tan sólo la utilizó con efectividad en una fugaz fase del partido. Fue cuando Aíto García Reneses ordenó una defensa zonal.

Más información
Superioridad en todo.
García Reneses y Sainz opinan que la baja de Martín decidió

No se sabe bien si la pretensión del Barcelona era dar un pequeño respiro a sus jugadores o instigar a que los lanzadores del Madrid reincidiesen en sus continuos fallos ante la canasta. Lo cierto es que la máxima ventaja del equipo azulgrana durante la primera parte -de 20 puntos- se convirtió en poco más de cuatro minutos en el más estrecho margen que separó a ambos equipos durante el partido: 41-33 a tres minutos y medio del descanso. No estuvo muy acertado en esa fase el Madrid, puesto que no consiguió un sólo punto en sus cinco siguientes ataques.

Tras el descanso, el anfitrión descubrió la estratagema de suinvitado y el partido prácticamente se acabó cuando aún quedaban muchos minutos para el final.

El Barcelona, además, encontró el antídoto para Petrovic. Solozábal y Costa se pegaron tanto al yugoslavo que en la pista parecía que sólo había nueve jugadores. En la segunda parte, la estrella madridista no pudo lanzar a: canasta hasta que habían transcurrido siete minutos y medio. Y eso, en un jugador que, además, apenas defiende es imperdonable. Llegó un punto en que sus compañeros hasta le ignoraron.

Lolo Sainz acabó sustituyéndole a casi ocho minutos d final, en un gesto similar al del cuidador de un boxeador cuando arroja la toalla al aire por la paliza que está recibiendo su pupilo.

El técnico madridista no reaccionó con la rapidez que hubieran exigido situaciones límite, como la fulgurante salida del Barcelona o la búsqueda de relevos para oxigenar algunos de sus jugadores.

Sainz no pidió el primer tiempo muerto hasta el minuto 5, cuando antes tuvo sobrados motivos para haber solicitado una arenga para sus jugadores. No cambió de defensa, de individual a mixta, hasta el minuto 12, cuando el Barcelona tenía todo el margen del mundo para recomponer el daño que le hiciera, y no sentó a Petrovic hasta que su nulidad no se hizo escandalosamente patente.

Pero esos detalles tampoco resultaron fundamentales, puesto que sus jugadores no respondieron al mínimo exigible. Villalobos y Cargol pasaron totalmente inadvertidos. Romay tuvo una desafortunada puesta en escena. Biriukov estuvo remiso en el ataque y Llorente y Antonio Martín sólo discretos. De Petrovic queda todo dicho. Sólo se salvó Rogers.

Las estadísticas no sirvieron ayer de mucho. Con explicar que el Barcelona fue superior en todos los aspectos está todo dicho. Los pivots azulgrana pusieron un letrero de vado permanente en su zona y sus rivales no tuvieron otro remedio que respetar el prohibido aparcar. Los jugadores de Aíto realizaron alardes individuales notables, pero, por encima de todo, destacó la pleitesía a su excelente juego de conjunto, en el que la defensa individual, con numerosas ayudas, resultó vital. Esencialmente, la que Solozábal y Costa, alternativamente, realizaron sobre el desconocido Petrovic.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_