_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Otro golpe a la historia

De cuando en cuando, alguien cree que es necesario evocar una vez más a Napoleón. Y a Josefina. Como historia de amor en la realidad fue desagradable y llena de traiciones mutuas, de desprecios y de castigos, pero guionistas y directores se esfuerzan por darle un cierto sentimentalismo y una gloria de vestidos y ambientes que es en suma lo que parece encantar a los espectadores.Armand Assante actúa en tonos sombríos para remedar a Napoleón, y a Jacqueline Bisset le falta el tono moreno de las Antillas para recordar a Josefina: hay que conformarse con su encanto personal en esta madurez que corresponde a la edad del personaje, que es el de una viuda con dos hijos a punto de ser enviada al cadalso cuando repentinamente parece cesar el terror de Robespierre. Es decir, cuando la Revolución comenzaba ya a dejar de serlo y Napoleón tenía bajo su bicornio mítico una cierta idea de quedarse con todo. Probablemente, al hilo de esta serie que ayer cumplió el segundo de sus seis capítulos, Josefina no pensaba en otra cosa que no fuese ese mismo poder, a juzgar por la frivolidad con que coquetea con los demás; aunque aquí parece más bien que es Talleyrand, encarnado por un Anthony Perkins convertido en el malo, quien parece insuflar a Napoleón su destino - en las ausencias del general, que unas veces tiene que ir a Austria, y otras, como anoche, a Italia, para dar lugar no a batallas y diplomacia, sino a que Josefina le engañe.

Anoche se casaron Napoleón y Josefina, una breve luna de miel amargada por la pintoresca familia corsa -pintoresca fue en realidad la amplia serie de hermanos, sobrinos y la implacable madre que le seguirán a París-; y ya está a punto de irse otra vez a Egipto, donde dirá a sus soldados que desde lo alto de aquellas pirámides les contemplan 40 siglos de historia; pero no sin antes enterarse de que Josefina es una frívola coqueta, que ha tenido algunos asuntillos, entre otros el del capitán Charles. Lo que parece que le importa más en Egipto es lo que va a hacer con Josefina cuando regrese a París. Y ya le veremos la semana que viene, o en la otra si en esa no da tiempo, lo que hará: reconciliarse, marcharse con ella a Versalles y preparar el imperio. No parece que sea desvelar ningún secreto decir que Napoleón mandará lejos a Josefina por estéril.

Y ya se va viendo la intención del guionista: separado de Josefina, Napoleón ya no puede ganar batallas con la misma facilidad de antes, y Josefina sin Napoleón no puede brillar en sociedad y se le vienen encima los años, las arrugas y todo lo demás. Es decir, la muerte.

Es el estilo de una serie D, quizá C, de las producidas en EE UU. Un aprovechamiento de la historia para los acreditados muebles y cortinajes, algún ahorro en las batallas, y sobre todo una historia de amor. No era ésta la historia ortodoxa, pero en realidad esa ortodoxia se ha ido ya perdiendo con el cine, las novelas de moda y la televisión. Y difícilmente podemos tirar la primera piedra a los americanos cuando nosotros mismos acabamos de convertir a Miguel Servet en un representante de la flexibilidad de ideas y de pensamientos, cuando la realidad es que si el poder hubiera sido el suyo, el quemado en Ginebra hubiera sido Calvino.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_