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TRAGEDIA EN EL FÚTBOL BRITÁNICO

Un paso atrás

La Unión de Federaciones Europeas de Fútbol (UEFA) decidió perdonar, el pasado martes, en la localidad portuguesa de Palmela, próxima a Lisboa, a los clubes ingleses que, en principio, serán aceptados a participar en los torneos europeos de la temporada 1990-1991, siempre y cuando el Gobierno inglés que preside Margaret Tatcher, dé el visto bueno a este regreso y consiga llegar a un acuerdo con los clubes y la Federación Inglesa de Fútbol.Lo sucedido ayer en Sheffield puede significar, sin duda, un paso atrás en el ansiado regreso de los equipos ingleses a las competiciones en las que fueron protagonistas de excepción durante muchos años.

Los clubes han buscando persistentemente el perdón de Europa por lo que sus hinchas -o, mejor dicho, los rojos deL Liverpool- hicieron en Heysel el 29 de mayo de 1985. Y lo han hecho por diversas razones. Por un lado, el castigo les ha supuesto una crisis económica importantísima, pues han dejado de ingresar fuertes cantidades de dinero, nacidas de sus grandes duelos con equipos alemanes, italianos y españoles.

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Otro punto negativo del castigo ha sido la emigración de alguno de sus ídolos, que han sentido, a lo largo de los últimos años, la necesidad de jugar competiciones continentales que son, a la postre, las que convierte a un jugador en pieza codiciada, ¡dolo y hasta mito.

Bobby Robson, seleccionador inglés, se ha quejado a lo largo de estos años del grave problema que ha supuesto para su selección -sobre todo a nivel de falta de experiencia- que gente como Peter Beardsley o John Barnes, estrellas del actual Liverpool, no hayan jugado ni un sólo partido en Europa con su club. Se sabe que son buenos, extraordinarios, en su campeonato, pero se desconoce su nivel ante equipos extranjeros.

El 'carné' del hincha

El mayor problema para que el regreso cristalice -al margen, claro, de la desgracia de ayeres que Colin Moynihan, ministro de Deportes inglés, insiste, al igual que su Gobierno, en que la federación y los clubes deben financiar la creación del carné del hincha. Según las primeras estimaciones, el coste del despliegue se aproximaría a los 35 millones de libras esterlinas, es decir, unos 7.000 millones de pesetas. Federación y clubes se niegan rotundamente. De momento, el proyecto ha sido aprobado por los Comunes, pero los lores han rechazado la ley tal y como la ha confeccionado Moynihan.

El Gobierno quiere imponer un sistema informatizado de carnés de identidad para cada aficionado que desee presenciar partidos de fútbol. A la hora de presentarse en taquilla deberá mostrar su carné; se comprobará que es el titular -todos llevarán fotografía-, después se tecleará el número de identidad en un ordenador, que tras comprobar que no ha cometido delito o participado en altercado alguno dará luz verde a la entrada.

Los clubes han dicho que eso no sólo es caro sino muy lento y que ese proceso alejará a los aficionados de los estadios.

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