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Entrevista:

Martín: "Creo que no he sido agradable con la Prensa"

El 'pivot' rechaza haberse convertido en un personaje polémico

Luis Gómez

Fernando Martín tiene un temor visceral a verse envuelto en polémicas. Pero, sin embargo, no consigue dejar de estar en el ojo del huracán. Cuando todavía quedan algunos rescoldos de supuestos problemas con Petrovic, se le viene encima el asunto de su relación con el seleccionador Díaz Miguel, a trasmano de que Fernando Martín podrá reaparecer con la selección. Por eso, Martín no quiere hablar de Díaz Miguel. Quiere, por una vez, controlar el entorno. No es seguro que lo consiga.

Pregunta: ¿La noticia de que usted puede jugar con la selección española es buena o mala?

Respuesta: En general es muy buena. Primero porque era injusto hacer una distinción entre unos jugadores y otros. Segundo, es buena para España porque es una oportunidad de acercarse a la NBA y permite que jugadores españoles o europeos puedan ir a formarse a Estados Unidos sin que ello represente problemas para sus selecciones. Y tercero, es una buena noticia a nivel particular. Aquí hay que separar entre la alegría que me produce poder representar a mi país y otra cosa es lo de mi relación con Díaz Miguel, que es fria porque hace dos años que no hablamos. También está la tristeza que me produce cómo la federación española quiso cambiar las normas para convertirme en extranjero cuando estaba en un campus. Iban a por mí y eso me dolió mucho. No estoy ni en mala ni en buena disposición. No he dicho, como se ha publicado en un periódico, eso de que 'si me llama Antonio, volveré'. Por otro lado, creo que hay gente capacitada para cubrir mi puesto. No creo que sea imprescindible.

Díaz Miguel

P. Sus declaraciones, sin embargo, son poco claras. Hay demasiados aspectos subliminales.

R. Ya.

P. Está, por ejemplo, el asunto de sus relaciones con Díaz Miguel, circunstancia en la que el aficionado se siente sorprendido porque ha pasado de leer que usted era poco más o menos que el hijo adoptivo del seleccionador a recibir la opinión unánime de que ustedes se llevan muy mal. ¿Puede explicar qué es lo que ha pasado exactamente?.

R. No quiero hablar sobre Díaz Miguel.

P. Bien, no quiere hablar sobre Díaz Miguel, pero desde un tiempo a esta parte se le han adjudicado problemas con el seleccionador, con Petrovic, con Ferrándiz, hasta con el presidente Ramón Mendoza hasta el punto de que usted está ofreciendo la imagen de tener tal carácter que los de más parece que están obligados a doblegarse ante usted.

R. Sí, es cierto, pero es que no sé por qué todos los problemas los centralizan en mí. Por ejemplo, con Ferrándiz nunca tuve un problema estrictamente personal. Lo que sucedió es que considerábamos que no era el hombre adecuado para llevar la sección. Era un sentir general del equipo y no sólo mi opinión, pero nunca hubo un altercado entre él y yo. No era un tema mio particular. No era una cuestión de soberbia. Luego, el asunto Petrovic. Lo he dicho muchas veces: vende mucho más si le pego un grito a Petrovic que si le pego uno a Quique [Villalobos]. Y en seguida hablan de que si pasa algo. Y con Mendoza, lo mismo. Con Mendoza sólo hubo unas negociaciones fuertes sobre un contrato. Eran fuertes porque de ello dependía mi futuro y no era cuestión de si él tenía que doblegarse a mi, sino de una negociación. Y nada más. Nada más.

P. ¿Se ha preguntado alguna vez, entonces, por qué le suceden estas cosas?.

R. Sí. Creo que no he sido agradable con la Prensa. Sí creo que haya sido correcto, pero eso hace que, a veces, no se trate igual a todos con relación a ciertos temas.

P. Diga entonces, para que el público lo sepa, qué es lo bueno y qué es lo malo de Petrovic.

R. Es difícil contestar a eso. Creo que Petrovic, en cuanto madure algo más, va a ser uno de los mejores de Europa con mucha diferencia. Ahora creo que es un jugador netamente ofensivo e individualista. Su verdadero potencial es jugar en equipo, porque puede hacerlo y meter 45 puntos al mismo tiempo.

P. Sin embargo, ustedes no parecían muy satisfechos tras la final de la Recopa, cuando Petrovic acabó el partido con 62 tantos en su haber.

R. Sí porque el Madrid no está acostumbrado a eso. No se trata de un problema de celos, pero creo que lo más fuerte del Real Madrid es el conjunto, que a su vez es lo más difícil de defender. Porque no es lo mismo defender a uno que a cinco. Y esa debe ser nuestra fuerza. Eso pasa en el fútbol, ¿no?, cuando los contrarios dicen que si neutralizan a Butragueño no sirve porque luego está Hugo Sánchez y si no, Michel.

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