_
_
_
_
Tribuna:SEMIFINALES DE LAS COMPETICIONES EUROPEAS
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Guardianes informales, desaliñados y temerarios

Jorge Valdano

Todos de pie: voy a hablar de Sandro Baresi y de Manolo Sanchis. Un respeto.Cuando el gran capitán del Milán gesticula, se hace el orden. Cuando el gran capataz italiano grita, se racionalizan los espacios. Previamente piensa, y sólo por esa osadía queda reivindicada la inteligencia de todos los defensores que se plegaron con triste disciplina a la idea represora del catenaccio.

Cuando el joven jugadorazo del Madrid encara con pelota dominada, sus piernas se arquean y, en ocasiones, los pies llegan a señalar las 10:10. Haciendo del vicio virtud, convierte la dificultad en aliada de su equilibrio y la pelota en objeto propio porque queda protegida entre dos poderosos paréntesis imposibles de abordar.

Avanza distendido con el balón guardado, la vista en otra cosa y humillando a los que embiste, y sólo por ese goce queda contrariada la absurda literatura en torno a la furia española.

Sandro Baresi y Manolo Sanchis juegan en el centro de la defensa, donde el fútbol obliga a la responsabilidad, pero son guardianes informales (esperan relajados), desaliñados (llevan la camiseta fuera) y temerarios (desertan para atacar).

Maestro y discípulo

II capitano es un maestro que al borde de los 29 años se permite hacer pedagogía mientras divierte. El,Milán tiene la pelota, y es Sandro, desde el fondo, quien muestra el cuaderno de ruta a sus compañeros administrando la velocidad de la salida. El Milán pierde la pelota y Sandro aprovecha su intuición para el corte, su exacto sentido del tiempo y la distancia y su don de mando para seguir enseñando.

Veintitrés años es edad de discípulo, aunque a Manolo Sanchis le sobre tanto pasado como futuro, tanto recuerdos como ilusiones. La suya es, por libreto táctico, una expresión más individual, menos convocante. Juega con la solvencia de quien nació sabiendo y con la tranquilidad que da la categoría. Manolo es chico para todo, que lo mismo sirve para los remiendos que para la alta costura. Cuando roba el balón utiliza cada centímetro cuadrado de su cuerpo (choca, desplaza, protege) y todos los recursos conocidos del talento (anticipa, amaga, sorprende). Cuando juega el balón cruza el campo a trote placentero, y al encontrar posición de gol no se limita a tirar sino que elige rincón, que es cosa muy distinta.

El maduro maestro y el joven discípulo dan clase esta noche a las nueve en la gloriosa aula del Santiago Bernabéu.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_