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Ribó acusa al PSC de negarse a discutir una alternativa de izquierda a CiU

Enric Company

La participación conjunta de la izquierda catalana en una alternativa a Convergència i Unió (CiU), al estilo de la propuesta de "alternativa democrática" que los comunistas italianos han propuesto a los socialistas de su país para hacer frente a la Democracia Cristiana, es inviable si los socialistas catalanes siguen atribuyendo un papel marginal a las otras fuerzas de la izquierda y sin aceptar la discusión de esa alternativa, según afirmó el secretario general del PSUC, Rafael Ribó. Ribó y Raimon Obiols, primer secretario del PSC, interpretan de forma radicalmente distinta la evolución de los comunistas italianos.

Los partidos de la izquierda catalana tienen siempre un ojo puesto sobre la política italiana y en particular sobre la trayectoria del Partido Comunista Italiano (PCI). El PSUC fue el primer partido comunista europeo en el que el intento de renovación conocido con el nombre de eurocomunismo, alumbrado por el PCI, provocó una furibunda reacción de sus sectores ortodoxos, que terminó en la división del propio partido en 1981.Ahora, como entonces, la evolución del PCI es contemplada en Cataluña por comunistas y socialistas como una fuente en la que beber a la hora de elaborar los programas del partido. Pero, pese unos y otros afirman aplaudir la propuesta lanzada por el PCI para crear una nueva izquierda europea, ello no parece llevarles a un acercamiento en Cataluña, ámbito en el que atraviesan juntos desde 1980 el túnel de la oposición a Jordi Pujol.

Los socialistas catalanes interpretan la evolución del PCI como una progresiva incorporación de los comunistas italianos a lo que denominan el "área de la izquierda de gobierno", en palabras de Isidre Molas, uno de los más destacados ideólogos del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). Molas considera que "hace ya muchos años que el PCI dejó de ser comunista y es en realidad un partido socialista al estilo de los del norte y centro de Europa".

Molas considera que una evolución "a la italiana" es muy difícil en el caso del PCE y quizá algo más fácil en el del PSUC, a causa de que la tradición política de los comunistas catalanes está más próxima, dijo, a una "cultura de gobierno". Según Molas, la adopción por el PSUC de una política parecida a la "alternativa democrática" preconizada por el PCI en Italia facilitaría la articulación de una alternativa de izquierda en Cataluña.

Obiols afirma que la reafirmación en el reciente congreso del PCI de la tendencia a ir a "una rápida colocación en el espacio del socialismo democrático", es lo que ha sido favorablemente acogido por los socialistas europeos y en cambio ha provocado rechazos entre los de Italia, que temen ver invadido su espacio político.

Los fantasmas del pasado

Rafael Ribó sostiene por el contrario que estas valoraciones constituyen una interpretación "a la antigua" de un proceso político de ámbito europeo "radicalmente nuevo", no describible en los términos acuñados cuando la izquierda se dividió en socialistas y comunistas en los años veinte.La propuesta del PCI se sitúa, según Ribó, "por encima de los fantasmas del pasado, de los nominalismos y las siglas". Se trata, afirma, de la elaboración de un nuevo pensamiento sobre las relaciones entre gastos militares, equilibrio ecológico, crecimiento demográfico, el distanciamiento entre ricos y pobres, que comprenda los cambios en la lucha de clases y la relación de sistemas económicos a escala planetaria. "Y ello sin hacer renuncia ni de la propia tradición política, ni del nombre", añade.

La incidencia directa del congreso del PCI en España y en Cataluña será "poca, desgracidamente", en opinión de Ribó, sí se hace la salvedad de las polémicas sobre su interpretación. El dirigente del PSUC afirma que el programa de su partido contiene ya numerosos puntos de identidad con el del PCI y se muestra decididamente partidario de continuar en esa línea.

Otro de los teóricos del PSC, Antoni Castells, afirmó que para los socialistas el congreso del PCI plantea un "atractivo reto a nivel de política europea" y un desafio para avanzar en la renovación teórica y programática. En cambio, efecta poco a las relaciones entre socialistas y comunistas, a causa de la debilidad electoral de estos últimos.

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