Un suramericano con estilo europeo
Romerito se fue de Río dejando un vacío considerable. Cuando llegó al Fluminense, hace siete años, sufrió el desprecio de jugadores e hinchas. En poco tiempo, sin embargo, compuso la imagen de un excelente profesional. Era un ídolo.No es fácil para un paraguayo sobrevivir en el fútbol brasileño, donde solamente chilenos, uruguayos y argentinos son respetados. Romerito dejó el Cosmos del Nueva York para fichar por el Fluminense cuando el club brasileño era el campeón carioca.
Jugador caro, pero desconocido, Romerito sufrió un boicoteo entre sus propios compañeros. El entrenador no sabía qué número de camiseta le iba a dar, lo que corresponde en Brasil a una ofensa irreparable. La torcida, los fánaticos hinchas del Fluminense, criticaban al presidente del club por el gasto innecesario de dólares. Pero Romerito llevó al Fluminense dos veces más al campeonato carioca y una vez, en 1984, al campeonato brasileño, un hecho inédito para este club en la fase moderna del fútbol de Brasil. Vestía siempre el número 7, que en Brasil corresponde al extremo derecho, pero su liderazgo y su visión de juego le hacían comandar al equipo desde el medio campo.
El peor golpe contra la carrera de Romerito ocurrió en la temporada 1987-88. Se rompió la pierna en un partido entra el Bangi, también de Río, y se quedó meses sin jugar. Volvió al final del año pasado, cuando su equipo ya disputaba los partidos finales del campeonato brasileño), pero ya no tuvo las mismas actuaciones vibrantes.
Los servicios médicos del Barcelona dedicaron toda la mañana de ayer a la observación de los huesos de Romerito. Después de dar el visto bueno, Cruyff anunció que lo convocaba para el partido.
"Yo estoy listo, físicamente y mentaImente para jugar", sentenció Romerito. "Por si les sirve", acabó, "en América siempre me han acusado de ser un suramericano con estilo europeo'.
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