Buenas noches, 'monsieur' Schérer

Los libros y las películas se unen en armonía en su vida. De la literatura será un curioso profesor, y del cine, antes de pasar él mismo a crear uno de sus más sólidos puntales, meditará largo y tendido sobre sus alcances espaciales y destripará Fausto y otros Murnau, otros Renoir, Lang, Rossellini, Hawks o Hitchcock. Su erudición le pone al frente de Cahiers durante una fructífera etapa. Y como todos sus compañeros, labra su camino en la realización, aunque su primer largo, Le signe du lion, a diferencia de los de sus colegas (Los 400 golpes truffautianos, Al final de la escapada godardiana ... ), le reporta escaso eco. No importa: ese filme se revalorizará con el tiempo, y Jean-Marie Maurice Schérer, ya por siempre conocido por Eric Rohiner, pasará, con todo el derecho del mundo y del arte, a ser uno de los más innovadores talentos de los sesenta, de los setenta, de los ochenta y quién sabe si también de los noventa.En el ciclo dedicado a Eric Rohiner que hoy comienza TVE pasaremos revisión incompleta -y probablemente con copias dobladas, inhóspito sendero que, gracias a Dios y a las salas de arte y ensayo, nos era desconocido- durante las noches de estos próximos lunes. Empieza la retrospectiva con La coleccionista, filme promovido, en 1967, por Barbet Schroeder, inmaculadamente fotografiado por Néstor Almendros y la obra que sentó en la historia del cine el nombre y la personalidad única de Rohmer.

Tras Rohiner, una comedia ,-genial: El quinteto de la muerte, cúspide de las adorables comedias Ealing y obra de un realizador necesitado urgentemente de revisión y ciclo, Alexander Mackendrick.