El "evangelio" del nuevo banco

"Sánchez Asiaín y yo hemos llegado al acuerdo de mandar a colonias a los llorones y los descontentos". Con estas pala bras el copresidente del BBV, Pedro Toledo, expresaba coloquialmente la firmeza de la dirección en poner punto final a las tensiones existentes entre los dos grupos fundadores del nuevo banco, resultantes del choque de dos culturas, estilos y maneras de hacer. Con el mejor espíritu calvinista, Toledo expresó su convicción de que "la fijación y exigencia de objetivos ambiciosos va a provocar el nacimiento de líderes a lo largo y ancho de la organización. Estos líderes deben ser los defensores de la fusión, de sus ventajas y de su modernización. Ello supone que no pueden ser defensores del pasado, sino firmes defensores del futuro". "La fusión, en nuestro caso, se hizo ya. Nuestra empresa se llama BBV", añadió Toledo.

Sánchez Asiaín, por su parte, definió el BBV como "un grupo con una cultura corporativa propia, con una decidida asociación de valores éticos y de responsabilidad social que tenga como vía la transparencia interna y externa. Un grupo con fuerte capitalización y con sólidas perspectivas de rentabilidad sostenida".

Ambos presidentes destacaron que la fusión ya había producido resultados económicos. "De momento hemos estimado que las economías de fusión derivadas de la racionalización de costos superará los 5.000 millones de pesetas en 1989. Estimamos así que en plazo de tres o cuatro años, la extensión y dosificación del negocio unidas a la racionalización de costos producirá unos efectos sinérgícos que se cifran en 20.000 millones de pesetas anuales".

Pedro Toledo analizó el panorama de 1989 destacando que "se ha producido un cambio en el escenario social, político y económico derivado de los acontecimientos del 14 de diciembre y cuyas futuras consecuencias no podemos prever. En el terreno bancario se habla del segundo advenimiento de los monetaristas". Para Toledo si hace un año el entorno nacional e internacional era favorable para la banca, al comienzo de 1989 este entorno se ha hecho más dificil.

En relación a las consecuencias de la inviabilidad del proceso de fusión del Central y Banesto, ambos presidentes se mostraron prudentes. Sin embargo, ante alguna probable de los títulos de estos dos bancos, estimaron que existían disparidad de criterios sobre los efectos para el BBV. Para unos, funcionaría el concepto de grupo bancoxic, lo que provocaría una baja generalizada de todos los valores bancarios, para otros expertos, los inversores toman sus decisiones de forma cada vez más analítica.

"Quizá en los últimos tiempos", añadió Toledo, "se ha llamado banqueros a personas muy respetables pero que no han estado en banca más de dos o tres semanas". "Yo no los llamo banqueros, sino capitalistas en el prototipo del modelo meridional italiano, que actúan como gestores. Yo llevo dos décadas en banca, Sánchez Asiaín tres, y Alfonso Escámez bastante más", sentenció el copresidente del BBV.