El Oviedo logró su goleada del año ante el Atlético
La goleada del año del Oviedo llegó de la manera más insospechada y cuando el Atlético de Madrid estaba jugando mejor. El segundo gol del Oviedo, marcado por el paraguayo Hicks, que pilló a contrapié a la defensa en línea del Atlético, no sólo puso por delante al equipo asturiano sino que acabó por completo con el Atlético de Madrid. El equipo de Addison perdió las fuerzas y el tino, pero no la compostura porque soportó estoicamente la goleada, que es la primera que encaja esa temporada.El Oviedo, desde ese gol hasta el final, fue mejorando la belleza plástica de sus tantos, especialmente visible en el de Tomás, para fomentar la explosión de júbilo de sus seguidores, que hasta improvisaron una ola para celebrar semejante festejo.
El partido tuvo mucho que ver antes de que empezaran a producirse los goles que llegaron cuando los dos equipos ya estaban desentendidos del juego. Justamente lo contrario de lo que habían hecho en la primera parte, que fue primero marcar y después, ponerse a jugar. De hecho los dos primeros disparos a puerta supusieron los dos primeros tantos. Miera corrigió sobre la marcha su planteamiento y adelantó la posición de Cristóbal y con eso y las buenas intervenciones de Viti, consiguió acabar la primera parte con empate. El Atlético, que pasó por algún apuro, también contraatacó con peligro por medio de Manolo y Futre.
Tras el descanso, Addison dio entrada a Torrecilla para parar a Tomás, un ex jugador del Atlético, que realizó una de sus mejores actuaciones desde que está en el Oviedo. El equipo asturiano parecía decidido a mantener el empate que no era mal resultado, sobre todo tras los errores de Torrecilla y Futre, solos ante Viti. Sin embargo surgió el gol de Hicks y el partido cambió radicalmente. El Atlético se entregó y el Oviedo convirtió la defensa contraria en un pasacalles. El uruguayo Vargas dio la primera muestra de que es un goleador en el primer balón que tocó tras sustituir a Hicks. Su volea resultó imparable. Después vino el hermoso gol de Tomás y aunque Manolo acortó distancias, Juliá, a centro del mismo Vargas, redondeó la noche más espléndida del Oviedo.
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