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La coña

Uno de los mejores programas de humor de la radio española es La verbena de la Moncloa, dirigido para la SER por Julio César Iglesias e interpretado por dos genios en la caricatura de la voz. Pues bien, a la vista de cómo fue el otro día el debate del estado de la nación y tras escuchar la madrugada del jueves la parodia realizada en La verbena de la Moncloa, dudo de cuál de los dos debates fue el más verosímil, si el debate en vivo o el debate en coña, y perdonen el vulgarismo.Lo cierto es que el debate radiofónico acertó a dar las claves de la alianza impía establecida durante el debate real, esa auténtica cama redonda a la que se entregaron socialistas, peneuvistas, convergentes y pepes, llena de saliva y palabras de amor, sencillas y tiernas. Mala cosa es que los sindicatos sustituyan al Parlamento, pero peor que parte del Parlamento se convierta en sindicato de socorros mutuos. Sus señorías trataban de dar la vuelta al descalabro del 14 de diciembre, desde un corporativismo de clase política acosada por la realidad, en busca de la mayoría natural, pero esta vez con el felipismo incluido y hegemónico. De momento. De momento, porque tanto a pepes como a roqueros les va bien actuar como lapas parásitas sobre el cetáceo socialista, auténticos chupópteros de sus savias y sendas jorobas de castigo para la fotografía electoral.

Vamos a ver cuánto dura el enredo de la comedia y si este pacto thatcheriano para hundir el sindicalismo español consigue su propósito o es una verbena, una verbena anticipada en este invierno enmascarado. Hay que reconocer que el tongo fue correctamente escenificado y que el único debate real lo interpretaron Felipe González, Suárez y Sartorius, dando lo mejor de sí mismos en el instante en que enmudecieron los abanicos y las clacas. Tan orquestado el tongo como la campaña posterior de desmerecer la actuación de Suárez, el molesto pretendiente de las suculentas carnes del centrismo. El duque olvidó decir que él tuvo una oposición parlamentaria en serio y el PSOE la ha tenido en coña y de coña.

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