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El informe final de EE UU considera la muerte de Alfonso de Borbón un accidente fortuito

Francisco G. Basterra

La muerte de Alfonso de Borbón Dampierre, de 52 años, primo del rey Juan Carlos, cuando esquiaba el 31 de enero en Beaver Creek, Colorado (Estados Unidos), fue un accidente fortuito. Esta es la conclusión de la investigación criminal estadounidense, anunciada anoche por la oficina del sheriff del condado de Eagle, que descarta que hubiese negligencia por parte de la organización de los Campeonatos del Mundo de esquí. El trabajador de la estación Invernal que bajó el cable de acero, de 2,5 centímetros de diámetro, contra el que el duque de Cádiz chocó, fracturándose el cráneo, no será procesado, según el mismo informe.

El sheriff A. J. Johnson explicó a El PAÍS que los interrogatorios a los testigos dejan claro que Alfonso de Borbón no comprendió la advertencia que le hizo su compañero de esquí, Tony Sailer, creyendo que éste se refería a una segunda meta que estaba situada un poco más abajo de donde se produjo el accidente.Las autoridades encargadas del caso concluyen que el duque de Cádiz estaba autorizado a estar en la pista de competición en la que se mató, "estuviera abierta o cerrada". Los investigadores basan esta afirmación en declaraciones de los responsables de la Federación Internacional de Esquí, de la que Borbón era directivo.

Las pruebas de toxicología a las que, rutinariamente, ha sido sometido el cadáver no ofrecen ninguna muestra de alcohol o drogas en el mismo, confirmó anoche el sheriff Johnson.

La investigación concluye que el cable de acero fue bajado por un empleado de la estación para instalar una segunda línea de meta para la competición de descenso, que sustituiría a la llegada del eslalon, que fue la que debió de ver la víctima. Alfonso de Borbón estaba esquiando con Tony Sailer, triple medalla de oro en la Olimpiadas de invierno de 1956, y con la mujer de este último, Gabi. Los tres revisaban la pista, ya que el duque de Cádiz estaba preocupado porque los esquiadores notuvieran, en el descenso del día siguiente, suficiente espacio para frenar en la llegada.

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El trío, explica el informe que cierra la investigación criminal, decidió unirse al jurado que iba a inspeccionar la pista y entrar en la misma. Sailer, su esposa y el duque de Cádiz se detuvieron a cien metros encima de la línea de meta para discutir la preocupación expresada anteriormente por Alfonso de Borbón. El esquiador austriaco señaló la presencia del trabajador que estaba manipulando el cable de la línea de llegada.

El duque de Cádiz, según declaraciones de Sailer recogidas en el informe de las autoridades norteamericanas, "se dio por enterado, pero esquió chocando contra el cable como si éste no estuviera allí". El empleado, que ha sido exonerado de cualquier responsabilidad, cree también, al igual que Sailer, que la víctima pensó que el peligro estaba en la segunda meta.

Herida muy cortante

Los médicos que recibieron en un primer momento el cadáver de Alfonso de Borbón señalaron que el cuerpo mostraba una "herida muy cortante, pero precisaron que el cable "no llegó a decapitarle". "Tenía un corte de 180 grados [un semicírculo] en el cuello".

Aunque la investigación criminal ha concluido, el caso continúa técnicamente abierto a la espera de algunos trámites burocráticos, entre ellos, la recepción de algunos informes finales de los médicos que realizaron la autopsia. "Por nuestra parte consideramos el caso cerrado, a no ser que surgiera, lo que es altamente improbable, un elemento excepcional que permitiera reabrirlo", declaró anoche a este periódico el sheriff Johnson.

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