Ferrer Salat dimite como vicepresidente de FECSA

Carlos Ferrer Salat presentó ayer su dimisión como consejero y vicepresidente de Fuerzas Eléctricas de Cataluña (FECSA), entidad cuyo consejo de administración se reunió ayer. La dimisión le fue comunicada por escrito al presidente de la compañía.

ANDREU MISSÉ, Ferrer Salat señaló que "el motivo de fondo" de su dimisión estaba relacionado con las nuevas responsabilidades adquiridas durante los últimos dos años, que se sumaban a la administración de sus propias empresas. Ferrer se refería al conjunto de responsabilidades que tiene, como presidente del Comité Olímpico Español (COE), ante la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992, a lo que se unen sus obligaciones como vicepresidente de la Unión de Confederaciones Empresariales Europeas, que tiene previste, desarrollar una intensa labor en el actual proceso de gestación del mercado único.Ferrer Salat fue nombrado vicepresidente de la eléctrica catalana hace dos años, a propuesta de Alfonso Escámez, presidente del Banco Central, entidad que entonces mantenía la titularidad del mayor paquete de acciones.

Su nombramiento se produjo pocos meses antes de que trascendiera la crisis de la compañía. Según él mismo ha manifestado, pronto comprobó que la realidad de la empresa no se correspondía con las informaciones que había recibido antes de aceptar el cargo.

Su principal cometido durante el tiempo que ha ocupado la vicepresidencia de la compañía fueron las intensas gestiones cerca del presidente del Banco Central, Escámez, y del entonces ministro de Industria y Energía, Luis Carlos Croissier, con el objetivo de favorecer el nombramiento de Luis Magaña como presidente de la compañía, tal como ocurrió.

La eléctrica catalana, por otra parte, ha vendido 17 minicentrales de las cuencas de los ríos Fresser y Llobregat al grupo Control y Aplicaciones (CAE), por unos 4.000 millones de pesetas, "en una de las operaciones de leasing más importantes que se han hecho en este país", según FECSA. La venta afecta al 0,4%-0,5% de la producción total de la compañía, y se incluye en un plan de FECSA para deshacerse de aquellas instalaciones no rentables cuyo mantenimiento originaba numerosos gastos a la compañía.