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GENTE

Therese K.,

un ama de casa de 69 años de edad, ingresó en el quirófano de un hospital de Giessen (República Federal de Alemania) para que le extirparan un quiste de un ovario, pero cuando despertó de la anestesia le faltaba un diente y su ovario permanecía intacto. Dos semanas después del incidente, Therese K. se enteró de que su diente se perdió durante una violenta pelea que se desató en la sala de operaciones entre el cirujano y sus asistentes, cuando el médico le introdujo con violencia un tubo de anestesia por la boca, al comprobar que los anestesistas eran incapaces de colocarlo adecuadamente. Su acción provocó las quejas de sus asistentes y allí empezó la batalla. El médico, de nacionalidad iraní, ha sido despedido del hospital y condenado a pagar a su paciente un total de 4.600.000 pesetas.

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