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España suspende hasta el próximo 31 de marzo la importación de coches todo terreno soviéticos

La Comisión Europea ha concedido autorización a España para que suspenda hasta el 31 de marzo de 1989 la importación de vehículos todo terreno de fabricación soviética, tanto si proceden directamente de la Unión Soviética como si lo hacen desde un tercer país. La medida fue anunciada el martes por el Ejecutivo de la CE, que ha justificado la medida en razón de las actuales dificultades de la industria automovilística española, informa France Presse.Los vehículos todo terreno soviéticos habían conquistado hasta el momento una cuota del 16% del mercado español, merced a sus precios extraordinariamente competitivos. La URSS ha exportado en lo que va de año un total de 6.800 automóviles a España, de los que la mitad son modelos todo terreno.

El pasado mes de noviembre, la CE autorizó también medidas similares sobre la importación de automóviles japoneses.

Un portavoz del Ministerio británico de Industria y Comercio, por otra parte, ha anunciado que el Gobierno de Margaret Thatcher está molesto por la retención en la aduana del puerto de Barcelona de 240 automóviles Nissan, del modelo Bluebird, fabricados en la factoría que la multinacional japonesa posee en Sunderland (Reino Unido). El portavoz señaló que si las autoridades españolas devuelven los vehículos al Reino Unido, este hecho sería considerado una violación de los acuerdos comunitarios, informa Efe.

El Gobierno británico ha presentado una queja formal a la CE por este hecho, al considerar que estos vehículos deberían ser clasificados como de fabricación británica. El mismo portavoz resaltó que el Reino Unido no pone trabas a la importación de vehículos de los modelos Patrol y Vanette que Nissan fabrica en su factoría de la Zona Franca de Barcelona, en colaboración con Motor Ibérica.

A principios de octubre, el Gobierno francés también frenó la importación de una partida de coches Nissan de la factoría de Sunderland, por considerarlos japoneses. Francia defiende que un vehículo fabricado en Europa por las multinacionales japonesas ha de poseer un valor añadido comunitario del 80%. El Gobierno británico, sin embargo, exige únicamente una composición europea superior al 60%.

La Comunidad Europea desea frenar la penetración japonesa en el sector del automóvil, afectado en Europa por una sobrecapacidad del 20% y que tiene que hacer frente a inversiones de modernización de más de 11 billones de pesetas en los próximos tres años.

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