Fraga, Cisneros, Herrero de Miñón y Solé Tura no consideran urgente reformar la Constitución

Manuel Fraga, Jordi Solé Tura, Gabriel Cisneros y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, cuatro de los ponentes que redactaron la Constitución de 1978, se mostraron ayer contrarios a una reforma de su texto a corto plazo durante un acto conmemorativo de décimo aniversario de la Carta Magna, celebrado en el Club Siglo XXI. Todos ellos destacaron la técnica del consenso como el éxito de la Constitución y su principal legado.

Manuel Fraga advirtió que el equilibrio institucional es la principal asignatura pendiente. "El Estado de las autonomías dista mucho de haber hallado su punto de estabilidad. Hacen falta partidos políticos más serios y más sólidos. Y la actual televisión es una burla a un verdadero régimen de opinión pública", aseguró.Jordi Solé Tura -representante de los comunistas en la ponencia constitucional y hoy vinculado a los socialistas subrayó que la Constitución ha logrado resolver problemas fundamentales, como los conflictos históricos sobre la forma de Estado (monarquía o república), y sobre la identidad nacional (España como nación única o como conjunto plural de nacionalidades y regiones) y crear las condiciones para un sistema sólildo de libertades.

Solé Tura afirmó que los dos problemas rnás importantes del futuro son la consolidación de un sistema de partidos que ofrezca la posiblidad real de alternancia en el poder y un pacto sobre el proceso autonómico. Solé Tura polemizó con Fraga a propósito de las posibilidades de consenso en varias materias.

Gabriel Cisneros -que representó en la ponencia a la UCD- recordó la transcendencia que tuvo la actividad de los aperturistas en los últimos tiempos del franquismo. También dijo que el Poder Judicial o la función pública no responden hoy a la fisonomía con que fueron concebidos por los constituyentes.

Miguel Herrero de Miñón, quien asistió sólo a la primeraparte del acto celebrado ayer, propuso reconstruir el consenso, a través de un diálogo "sincero y reservado" entre el Gobierno y los grupos de la oposición, entre el Ejecutivo y las Cortes, entre el Estado y las autonomías, entre electorado y elegidos y entre la sociedad civil y las instituciones políticas.

Cámara territorial

Por su parte, el ex presidente del Congreso y ponente por el PSOE, Gregorio Peces-Barba, sugirió ayer en Valencia que lareforma de la Constitución sólo podría plantearse en los aspectos que garanticen "la aplicación de prácticas inteligentes" para poder convertir el Senado "en una cámara territorial", informa Manuel S. Jardí.Peces-Barba, que rechazó la posibilidad de reformar la Constitución por cuestiones derivadas de las discrepancias sobre el Título VIII, sobre la organización territorial del Estado, afirmó, respecto del papel que debe desempeñar la Cámara alta: "Hace falta voluntad política del Gobierno y sentido de la realidad por parte de la oposición".

Para el ex presidente del Congreso de los Diputados, la Constitución, diez años después, "es, por primera vez, una regla del juego de la convivencia estable, eficaz, que se aplica". "Incluso sus enemigos, quienes se opusieron a ella, la usan en sus recursos. Peces-Barba atribuyó los deseos de reforma, tanto sobre la Carta Magna, como sobre los estatutos de autonomía, a la "debilidad" de los gobiernos cuando se encuentran en minoría.