Carlos de Inglaterra

ha recibido en su 40º cumpleaños, celebrado el pasado lunes, un regalo muy especial: el ver cómo su amiga Patty Palmer-Tomkinson, herida de gravedad en el accidente de esquí sufrido por el príncipe y un grupo de amigos el pasado mes de marzo en Suiza, se deshizo de sus muletas para andar hacia él. El príncipe de Gales está convencido de que "la vida empieza a los 40" si se considera que el lucir una chapa en la solapa con esa leyenda es una declaración de principios. La chapa se la regaló su hijo primogénito, Guidermo, y el príncipe de Gales la lució el lunes por la mañana en una fiesta popular con 1.500 jóvenes celebrada en Birmingham para conmemorar el cumpleaños. El príncipe hizo un humorístico discurso, muy celebrado por la concurrencia, en el que ironizó sobre todas las actitudes estrafálarias que se le han atribuido, y se marcó pasos de baile con algunas de las asistentes. Por la noche, y hasta las tres de la madrugada, los príncipes de Gales asistieron a un baile de honor ofrecido en Btickinghani Palace por Isabel II y el duque de Edimburgo. Entre los asistentes se encontraban los Reyes de España con sus hijos el príncipe Felipe y la infanta Cristina, y otros miembros de casas reinantes europeas. Más de 600 invitados, desde la estrella del rock Phil Collins al presidente de Occidental Petroleum, Armand Hammer, asistieron a la fiesta, calificada por los asistentes con toda clase de superlativos.