El régimen polaco ignora los llamamientos de Margaret Thatcher a favor de Solidaridad
Los medios oficiales polacos ignoraron ayer los continuos llamamientos al diálogo entre el régimen y el sindicato independiente Solidaridad hechos por la primera ministra británica, Margaret Thatcher, durante su visita oficial a Polonia, que concluyó el viernes.
La estancia de la primera ministra británica ha sido una continua manifestación de apoyo al sindicato ilegal y a su líder, Lech Walesa. La enemiga número uno de los sindicatos británicos se erigió en Polonia en defensa del pluralismo sindical y político.Para Varsovia, que intentó presentar a Thatcher como una "aliada natural" del jefe del Gobierno, Mieczyslaw Rakowski, en sus esfuerzos por modernizar la industria, la visita de la primera ministra británica no ha traído sino "quebraderos de cabeza". Por un lado, Thatcher ha practicado una constante revalorización de Solidaridad. Por el otro, ha negado posibilidades de éxito a Rakowski en caso de que, como parece perfilarse, éste quiera imponer una rápida y enérgica modernización económica marginando a la oposición.Thatcher ha insistido en que la integración de la oposición organizada en el proceso de reformas es una condición para que goce de credibilidad en el Oeste y merezca, por tanto, el apoyo británico en el Fondo Monetario Internacional (FMI). El órgano del Gobierno de Rakowski, Rzeczpospolita, descalificaba ayer las ofertas de Thatcher de mayor ayuda financiera cuando "se den las condiciones". Wojciech Jaruzelski dijo a Thatcher que "las palabras son la mercancía más barata, según demuestra el pasado".Promesas de ayuda occidental se recibieron en Polonia bajo la condición de que se aboliera la ley marcial y se liberara a los presos políticos. Estas condiciones se cumplieron hace años, sin que la actitud occidental cambiara, según Varsovia.El portavoz del Gobierno, Jerzy Urban, habló de "escepticismo del Gobierno polaco ante estas condiciones y promesas que son como la cola de zorro británico, que siempre huye más rápido que sus perseguidores".El primer ministro, Rakowski, antes de acceder al cargo, hizo difundir una circular interna para el partido en la que calificaba de " muy perjudicial" la práctica de políticos occidentales de imponer en sus visitas oficiales "actos privados" como encuentros con líderes de Solidaridad y homenajes al sacerdote Jerzy Popieluszko, asesinado por la policía polaca. "Algunos piensan que aceptando esta parte privada de las visitas se fomentan posturas amistosas hacia nosotros y se abre camino a nuevos créditos", afirma Rakowski.
Thatcher ha superado a todos los líderes ociedentales. Junto a la tumba de Popieluszko se dio un "baño de multitud" que la aclamó entre pancartas y gritos en favor de Solidaridad. En Gdansk, varios miles de obreros la recibieron entre vítores al sindicato ilegal. Se paseó por la ciudad báltica con Walesa, se entrevistó con "economistas thatcherianos" en Varsovia y almorzó con la plana mayor de Solidaridad en la parroquia de Santa Brígida, en la que se encontraban Adam Miclinik y Jacek Kuron, dos disidentes que el Gobierno ha vetado en la mesa redonda.
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