Al Estudiantes ya no le funciona el 'apretón'
El Estudiantes hizo en 10 minutos 9 tantos, por 22 del Joventut. Pero esos 10 minutos eran los del apretón, es decir ese espacio temporal en el que los estudiantiles acostumbraban a morder a sus rivales hasta romperles la moral y los nervios. Es, o era, el apretón ese largo e intenso instante en el que el Estudiantes llega a con vencer a cualquiera de que puede conseguirlo todo e invertir el orden lógico de las cosas: los grandes se vulgarizan y los pequeños ven deformada su natural dimensión. Pero ayer no surtió efecto: no estaba Russell, desde luego, pero eso no era lo importante, porque el apretón funcionaba mejor cuando más apurada era la circunstancia. El Joventut, así, tuvo el mérito de resolver una papeleta que no había sabido solventar los dos últimos años y la gran virtud de hacerlo con jugadores muy jóvenes, con un banquillo plagado de júniors. El Joventut tiene algunos jugadores valiosos en su carácter, que es lo importante en la alta competición, jugadores que no se esconden. Tal es el caso de Pardo, de Morales y hasta de Tomás Jofresa, el pequeño de los Jofresa, que salió en el momento justo para poner la cara con un solo objetivo: parar a Gil sin ser atropellado. Todos ellos cumplieron y el Joventut gozó de un final bastante tranquilo, pleno de dominio y autoridad. El partido se mantuvo con distancias discretas (46-49 al descanso) salvo a partir del minuto 27 (56-58): el Estudiantes quiso forzar las cosas pero el Joventut se fue disparando armoniosamente, por el mero hecho de que todos cumplían su trabajo con efectividad. En esa situación, el apretón adquirió otro cariz: mientras el Estudiantes parecía una banda de alocados sin sentido, el Joventut daba imagen de solidez y, cierto es, solvencia, a pesar de la extrema juventud de muchos de sus componentes.
Por parte estudiantil se presentó el segundo temporero de esta campaña, Eric White, que jugó aceptablemente teniendo en cuenta que acababa de llegar procedente de Los Ángeles. White parece mejor que el ya despedido y lesionado Irving, pero el problema del Estudiantes radica en otro punto: su comienzo ha sido tan malo que el equipo empieza a verse presionado por las urgencias. Y, sobre todo, falta la fe, la fe que permite que el apretón de sus resultados.
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