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La huelga de carteros aísla postalmente al Reino Unido

El Reino Unido se encuentra postalmente aislado del mundo como consencuenia del agravamiento de una huelga, en principio de sólo 24 horas, decretada hace una semana para protestar por unos planes que los sindicatos vieron como una amenaza a la igualdad salarial entre regiones. Las compañías privadas de mensajería están haciendo su agosto y reclaman la desaparición del monopolio de Correos.

Hacía 17 años que los carteros no emprendían una huelga nacional y cuando pararon el pasado miércoles no tenían previsto que el conflicto iba a degenerar en una huelga con visos de incontrolable. La razón del paro estriba en el proyecto de la dirección de Correos de establecer incentivos económicos de hasta 4.000 pesetas semanales para retener a los carteros en Londres y el sureste de Inglaterra, donde el 55% de los trabajadores aguantan menos de un año.

Posición sindical

El sindicato que agrupa a los carteros estimó que la creación de esas primas era el primer paso hacia la creación de diversas escalas salariales por regiones y fue a la huelga. La dirección de Correos replicó con la contratación de trabajadores eventuales y las hostilidades rompieron en serio. Desde entonces el conficito no ha hecho más que degenerar y es probable que acabe en una inminente huelga general. Los paquetes postales con destino a y origen en el extranjero han dejado de circular de modo indefinido y sólo se mueve, por ahora, la tercera parte del tráfico habitual, lo que ha producido el amontonamiento en las estafetas de casi un centenar de millones de envíos.Las compañías privadas de mensajería están frontándose las manos y, aun reconociendo su incapacidad para hacer frente a la eventual demanda, han reiterado su petición de que el Gobierno acabe con el monopolio de Correos.

El Ejecutivo sigue sin pronunciarse y se cree que hace algún tiempo abandonó tales planes porque los estudios realizados señalaban que las zonas rurales iban a salir perjudicadas y el precio de los envíos llegaría a cuadruplicarse. Una carta que Correos tramita por 19 peniques (unas 40 pesetas) ha costado estos días en un servicio privado 10,45 libras (algo más de 2.000 pesetas).

Algunos enfrentamientos ya han tenido lugar en Liverpool, al noroeste de Inglaterra, cuando unos huelguistas lanzaron botellas contra los trabajadores temporales contratados para distribuir el correo. Unos 75 millones de cartas están bloqueadas desde el principio del paro; de los 51 millones de cartas y paquetes que se deben distribuir cada día, solamente 15 millones pueden tener salida gracias a estos contratados temporales.

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