Epi: "Soy un ganador y voy a por todas"
Superada su crisis de moral, acude a su tercera cita olímpica con la selección de baloncesto
Juan Antonio Sanepifanio representa la historia moderna del baloncesto español. Su aparición en la selección en la primavera de 1979, cuando España trataba de salir de las catacumbas, coincide con el principio de la década prodigiosa. Epi ha conocido todos los triunfos y ha llegado a ser el mejor de Europa, Super Epi. En contra de lo acostumbrado, el jugador decisivo en mil batallas se arrastró por las pistas de Holanda en el reciente preolímpico. Ello motivó su anuncio de renunciar a los Juegos de Seúl; nadie se lo creía, sólo él, porque nadie piensa que sus ídolos también son humanos y tienen momentos de flaqueza. Al final superó la crisis y acudirá a su tercera cita olímpica.
Pregunta. ¿Cómo se encuentra? Respuesta. Muy bien, bien del todo.
P. ¿Estaba en crisis?
R. Llegué a tener una crisis moral. Soy un ganador y voy a por todas en cada partido, aun que a veces juegue mal. La malas actuaciones las olvido rápidamente y vuelvo a luchar en el siguiente partido; pero cuando cada día fallas y te das cuenta de que no puedes ayudar al equipo empiezas a dudar de ti mismo.
P. ¿Lo suyo era físico o psíquico?
R. Totalmente físico. El mes de vacaciones me ha servido de mucho. He podido recuperarme y descansar, ha sido vital Son 10 años de baloncesto sin descanso.
P. ¿Para que Epi juegue bien necesitar estar a tope físicamente?
R. Sí, pero eso le pasa a todos. Tengo una musculatura muy rígida y para dar todo en un partido necesito estar bien físicamente; otros tienen más elasticadad.
P. ¿Está cansado de jugar?
R. No. Mi agotamiento no era psíquico; supero en seguida los problemas.
P. ¿Esperaba que todo el país pidiera su presencia en Seúl?
R. En absoluto; me daba la sensación de que nadie se creía mi postura y he estado en un tris de no ir. El primer día de entrenamiento me desanimé mucho y casi decidí no ir a Seúl; luego rnejoré en los días posteriores.
P. ¿Su decisión ha tenido que ver con las ausencias de Romay, Morales, Fernando Martín ... ?
Una decisión meditada
R. No; es una decisión muy meditada, y partiendo del hecho que para mí los Juegos Olímpicos son la competición más importante en que puedo participar. Será mi tercera presencia y guardo excelentes recuerdos de la convivencia en' la villa olímpica con atletas de todos los países.P. A estas alturas de su carrera deportiva, ¿qué pesa más, la familia o los partidos?
R. Es una balanza de difícil equilibrio. A los 20 años pensaba más en el baloncesto, pero ahora pesa muchísimo la familia. Soy un profesional y me gusta lo que hago; a cada cosa hay que saberle sacar el jugo en su momento.
P. ¿Quién parará esto? Se ha llegado a un promedio de 100 partidos por temporada.
R. Lo interesante sería centrarse en dos competiciones: la Liga y una competición europea. Los que deciden buscar lo mejor para el baloncesto, pero para el jugador es perjudicial, a no ser que se logren los famosos tres meses de descanso que reivindicamos. Hasta hace un par de temporadas no lo pensaba tanto, pero ahora me doy cuenta que esos tres meses son vitales. Uno para descansar y los otros dos para llevar una preparación adecuada. Es el tiempo necesario para recuperar las tendinitis y sobrecargas que se acumulan durante la temporada. Tres meses sirven para descansar, recuperar y olvidar.
P. ¿A Seúl van con todo hecho?
R. El preolímpico era muy difícil y tuvimos mucha suerte, además de que no jugamos como podíamos; lo importante era estar clasificados. De todas formas, la gente nos pide unas exigencias más altas de nuestras posibilidades reales. No vamos derrotados, pero hay tres equipos superiores con diferencia y otros con los que habrá que pelear mucho; ni tan siquiera está segurado el cuarto lugar.
P. ¿Qué diferencia hay entre el Epi que fue elegido mejor jugador de Europa y el actual?
R. Ahora tengo menos dudas, entonces tuve un gran error: quise demostrar de forma inconsciente que era el mejor. Creía que tenía que jugar todos los partidos bien. Ahora sé el juego que tengo que hacer, y aunque no meta 30 puntos puedo haber sido útil al equipo. Tengo las cosas más definidas y tampoco me preocupo por la cantidad de minuos que estoy en pista.
P. Al parecer, Díaz Miguel tiene muy en consideración sus opiniones, incluso parece que confía más en Epi que Aíto.
R. En la selección hay pluralidad de opiniones y el seleccionador atiende la más acertada. Yo busco la confianza de todos. La confianza se consigue con el trabajo diario.
Cinco minutos antes
P. Cinco minutos antes de dar la lista, Díaz Miguel le dio la última oportunidad de renunciar. ¿Se hubiera arrepentido?R. Es cierto que pude decidir por mí mismo hasta el final, pero no me hubiera arrepentido; cuando dije que no iba estaba convencido de que era lo mejor.
P. ¿Tanta sinceridad sólo se puede tener siendo Super-Epi?
R. Un jugador joven se encuentra en otra posición, todavía lo tiene todo por demostrar. Es cierto que después de 10 años en la selección puedes plantear las cosas de forma distinta.
P. ¿El dinero no lo es todo?
R. No; llega un momento en que para qué quiero más dinero si no estoy en condiciones; me lesiono y soy infeliz, porque me tengo que pasar tres meses sin jugar. Me gusta ganarme lo que gano y pensar que me pagan menos de lo que doy.
P. ¿Va o viene?
R. A mis 29 años la progresión ya no es meteórica como hasta ahora, pero hay que incentivarse uno mismo para seguir afinando y puliendo cosas. Cuando ya no se tiene interés hay que dejarlo; lo contrario es engañarse a sí mismo y a los demás. Todavía sigo pensando en conseguir lo máximo, jugando al máximo nivel.
P. De Los Ángeles a Seúl sólo han repetido cinco jugadores en la selección. ¿Cuántos de los de ahora pueden llegar a Barcelona?
R. Por la edad, es fácil que unos siete u ocho.
P. ¿El 92 queda muy lejos?
R. Es mi meta; parece que todo se acabará entonces, pero de momento pienso en cuatro años jugando a tope. Después, no sé, pero aunque haya mucho dinero antepondré el poder aguantar un buen nivel a seguir por dinero.
El estandarte
Los niños españoles han crecido con un grupo de nombres de jugadores en sus labios. Ahora ya no juegan a ser Brabender o Corbalán, y la aventura americana de Fernando Martín lo ha alejado un poco de sus mentes. En espera de que nuevos nombres como el de Jiménez entren en su nomenclatura, Epi se ha quedado como estandarte. Todos quieren ser Epi, ese jugador que además les invita a merendar con su producto preferido.P. ¿Le cuesta asumir la responsabilidad de ser un líder?
R. Veo el baloncesto como un juego de equipo. Procuro mejorar mis conceptos de ayuda antes que buscar mi lucimiento individual. Líder es el que juega mejor en cada momento. Es un error basar un equipo en un solo jugador. Durante muchos años mi trayectoria en la selección y el Barcelona ha sido importante y he sido considerado un líder por otros. Eso ha motivado defensas más fuertes, que brillara menos; en esos momentos mis compañeros han sido los decisivos.
P. ¿Las medallas de Seúl dependerán de que Epi esté bien?
R. Una medalla sería un milagro; si en Los Ángeles ya lo fue, ahora sería mayor. El equipo no es el mismo y el que lo diga está equivocado o se deja llevar por un patriotismo desaforado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.