Vicky Fumadó

Es joven y tiene muchos proyectos. El más importante lo tiene en la mente y también en el corazón. Vicky Fumadó Pérez, la barcelonesa que hace equipo con la infanta Cristina en las competiciones de vela, está empeñada en que los niños minusválidos españoles practiquen deportes, entre los que no descarta los relacionados con el mar, su gran pasión. Vicky Fumadó es médica y está dispuesta a llevar a cabo su sueño, del que, según afirma, "ya hay muchas experiencias positivas en Inglaterra y Holanda".

Está casada con un oncólogo, tiene 29 años de edad y dos hijos, Jacobo, de siete años, y Eva, de cinco. "La vela me ha costado muchísimos sacrificios, y el principal es el no poder estar con mis hijos siempre que quiero", explica Vicky, quien reconoce que "la no clasificación para Seúl me permitirá un receso que me servirá para programar el futuro inmediato".La infanta Cristina y Vicky Fumadó no pudieron superar la fase de clasificación olímpica al ser vencidas en el mar por la pareja Mimí González y Patricia Guerra. "Durante toda la competición supimos que no íbamos a ganar, pero lo pasamos muy bien y disfrutamos mucho navegando juntas", comenta refiriéndose a la hija del Rey. Pese a la derrota, la buena actuación de esta pareja fue recompensada con la nominación de la infanta como reserva del equipo español que acudirá a los Juegos Olímpicos coreanos.

"Creo que se lo ha merecido, porque ha dado mucho de sí para conseguir ser olímpica", comenta Vicky, quien califica a su compañera de regatas como "una deportista tenaz" y a quien atribuye una cualidad humana muy importante: "En todo momento sabe cómo comportarse, independientemente del ambiente en el que estemos, y yo considero que para una persona de su posición y edad [23 años] esa cualidad es muy importante". Pese a la diferencia de edad entre ambas, las dos deportistas se han convertido en amigas inseparables y forman lo que se llama un buen tándem.

Vicky Fumadó quiere seguir dedicándose a la vela, aunque la idea de la medicina infantil y la medicina deportiva sale a relucir en su conversación como inesperadas ráfagas de viento. "Me gusta estar con los niños, y cuando estoy ante un caso irreversible siento una gran tristeza e impotencia", declara. Fumadó ha trabajado durante cinco años en el hospital de San Juan de Dios, en Barcelona.

En ese centro hospitalario infantil decidió enseñar a los niños deficientes o con problemas motrices a disfrutar de la vida en una actividad que les está vedada en España: el deporte. "Todos los niños deficientes podrían mejorar su calidad de vida practicando deportes, como ya ocurre en otros países, algunos incluso hasta podrían participar en regatas si se logra modificar el diseño de las embarcaciones", comenta.

Cree que los niños diferentes no tienen por qué estar privados del placer que ofrece el deporte. "Si se les enseña a practicarlo, conseguirán un autocontrol que les ayudaría a superarse", explica esta regatista que comenzó a practicar la vela a los 13 años mientras veraneaba en Cabrera de Mar (Barcelona). "He compaginado mi vida con el deporte", explica, "y he entregado casi todo por la vela, y ahora voy a intentar compaginarlo todo para intentar ayudar a estos niños y explicarles que ellos también pueden hacerlo".