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Entrevista:

Marí Cruz Díaz: "Cuando empecé, todo el mundo corría y yo quise ser más original'

El Mundial 'junior', último éxito de la campeona europea absoluta de marcha

Mari Cruz Díaz reúne, a los 18 años, un palmarés impresionante: campeona de Europa junior y absoluta, cuarta en el Mundial absoluto y, desde hace una semana, campeona mundial junior. Pese a ello, no podrá acudir a Seúl, al no estar la marcha femenina incluida en el programa olímpico. Esta adolescente de Viladecans (Barcelona), que empezó a hacer marcha para ser más original, ha logrado, junto con José Marín, su entrenador, Jorge Llopart y Reyes Sobrino, su compañera de entrenamientos, que la marcha haya pasado de ser la pariente pobre del atletismo español a convertirse en la especialidad que justifica, gracias a sus éxitos, la planificación de toda una federación.

Pregunta. ¿Está afectada por no poder ir a Seúl?Respuesta. Estoy bastante disgustada porque creo que podía haber hecho un buen papel.

Pero al margen de los resultados, que siempre son una incógnita, me hacía mucha ilusión simplemente estar allí. En Barcelona habrá marcha por primera vez en unos juegos, pero ver el futuro a tan largo plazo resulta un poco aburrido. Además, en cuatro años pueden pasar infinidad de cosas, desde lesiones a simplemente dejar de tener las ganas que yo tengo ahora. Para Seúl lo tenía mucho más fácil. Ahora tengo que volver a empezar e intentar estar en la lista de atletas olímpicos para 1992 y después hacerlo lo mejor posible porque encima es en mi pueblo.

P. ¿Por qué eligió la marcha?

R. Cuando empecé en el atletismo todo el mundo corría y yo quería hacer algo distinto, quise ser más original. El profesor de educación física de mi colegio nos hacía correr distintas pruebas. Un día tocaba vallas, otro velocidad, otro fondo y un día le tocó a la marcha. Me hizo muchísima gracia y pensé que aquello era divertidísimo y que a lo mejor lo pasaba muy bien. Además, parecía algo nuevo y a esa edad lo que te apetece es ser original, no hacer lo que todo el mundo.

Estudiante de BUP

P. ¿Su actividad fundamental es el atletismo?

R. No. Yo estoy estudiando 22 de BUP, lo que pasa es que, aunque me gusta estudiar, a veces estoy demasiado cansada para tener otra actividad después de los entrenamientos. El año que viene, si entra en funcionamiento el Centro de Alto Rendimiento de Barcelona, me desplazaré allí por la mañana, y además de entrenar, podré asistir a algún cursillo de los que se van a montar.

P. En el Mundial de Roma, el año pasado, la prueba de 10 kilómetros marcha tuvo un final dramático. ¿Cree que debían haber retirado a las atletas antes de que terminasen desmayadas?

R. Estoy convencida de que si yo me hubiese visto en esas condiciones, Marín no me hubiese dejado seguir y me hubiese sacado de la carrera. Nunca he vivido una situación como esa, pero creo que preferiría retirarme a dar ese espectáculo que, además, no favorece nada para que esta especialidad se popularice. No quiero ni pensar en lo que hubiesen sufrido mis padres viéndome llegar tan mal. A mi madre le hubiese dado el infarto, seguro.

P. ¿Nunca se sintió mal durante esa carrera? Todas las participantes acusaron el calor húmedo.

R. Sufrí bastante. Cuando se compite nunca se pasa bien, y menos cuando estás peleando en un campeonato del mundo por los puestos de cabeza y ves que por muy poco se te escapa una medalla. Pero creo que el verdadero problema fue que muchas atletas se entrenan sobre distancias inferiores y a nada que las condiciones meteorológicas sean un poco más duras, se vienen abajo cuando suben de distancia, como le sucedió a Emilia Cano. Yo lo pasé mucho peor en el estadio, viendo entrar a mis compañeras, que compitiendo. Te ves allí, sin poder hacer nada, sin saber qué es lo que está pasando, y te sientes inútil. A mí se me puso la carne de gallina y casi se me saltaron las lágrimas. Fue igual que lo de la chica ésa en la maratón de Los Ángeles, hace cuatro años, que se caía al llegar al estadio.

P. Usted compitió lesionada en el Mundial junior. ¿Cómo es que pudo ganar en esas condiciones.

R. Ya estaba algo tocada antes del campeonato. En Font Romeu, donde hemos estado concentrados antes del Mundial, me dijeron que podía ser una osteopatía de pubis, pero al final parece ser que sólo fue una sobrecarga debido al entrenamiento.

P. ¿Tanto se entrena?

R. Bueno, un poquillo. En invierno sólo entreno una vez al día. Lo que pasa es que las sesiones suelen alargarse mucho, porque hago, como mis compañeras, unos calentamientos muy completos, con muchos estiramientos, y después tenemos sesiones de masaje, hidroterapia y a veces sauna, para podernos recuperar del desgaste y estar en condiciones para el día siguiente.

Reglas distintas

P. ¿Cree usted que la marcha es una actividad tan natural como puede ser correr?

R. No es cuestión de que sea natural o no. Es una disciplina diferente, con unas reglas distintas a las de otras especialidades atléticas. Es cierto que cuando la gente tiene prisa se pone a correr, pero en una prueba de marcha tampoco se trata de alcanzar un autobús. También, al principio, cuando yo empecé, la gente se mondaba de risa cuando nos veía pasar, porque les hacía gracia nuestro movimiento, sobre todo en los chicos. En las chicas menos, porque como al mover las caderas se mueven los glúteos, pues nada, vale todo.

P. ¿En la marcha hay que estar muy pendiente de los jueces para evitar las descalificaciones?

R. Bueno, los jueces son los que están pendientes de nosotros. La marcha es una prueba muy técnica y muchas veces, por querer ir más deprisa, al forzar el movimiento, perdernos contacto con el suelo y nos quedamos en el aire. Es algo que se hace inconscientemente y sin ánimo de hacer trampas. También los jueces son humanos y se pueden equivocar. Pero lo que sí es cierto es que si vas bien nunca te descalifican, aunque a veces los jueces ven lo que creen ver. A veces hay marchadores que van peor que otros, terminan la prueba, y a esos no les descalifican.

El latazo de la fama

Pregunta. ¿Cómo vive todos los éxitos que está cosechando últimamente?Respuesta. Pues a mí, la verdad, es que sólo me gusta ganar porque es el resultado de todo el esfuerzo que he estado haciendo durante mucho tiempo. Me apetece que salga a relucir, porque no sólo es mi esfuerzo, sino también el de mi entrenador, el de mi familia y de toda la gente que está detrás de mí y que se preocupa. Pero luego, cuando ganas, es un latazo la fama.

P. ¿La reconocen, entonces, por la calle? ¿Se siente una persona popular?

R. En mi pueblo yo ya era conocida porque siempre he vivido allí y es, además, una ciudad pequeña. Fuera de allí a veces me doy cuenta de que muchas personas se dan codazos y dicen: 'mira, ésa es la chica que ha ganado no sé qué, en no sé dónde'. Porque luego a la gente le suena tu cara, pero no saben muy bien de qué. Yo soy muy hogareña y muy familiar y no me gusta demasiado estar en el candelero y tener que estar en boca de todo el mundo. Pero me imagino que esto les pasa a todos los que hacen algo fuera de lo corriente.

P. ¿Se ve haciendo otro deporte?

R. A mí me gusta todo lo relacionado con el atletismo y me hubiese gustado lanzar jabalina. Lo que pasa es que soy menuda y no muy fuerte, pero me parece una prueba preciosa. Si me asegurasen que podía rendir en jabalina lo mismo que en marcha, no me importaría nada cambiarme a esa especialidad.

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