Julio Iglesias
se encontró en su reaparición artística en España, después de cinco años de ausencia, con la gélida y adusta crema empresarial española, que se dio cita en Benalmádena (Málaga) para inaugurar un hotel de lujo. Julio, que cobró alrededor de unos 30 millones de pesetas, intentó infructuosamente durante dos horas arrancar una sonrisa o algún gesto de emoción al ex presidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo, que junto con 600 invitados, entre los que también se encontraban Mariano Rubio, Rocío Jurado, el magnate árabe Kasoghi y el actor norteamericano George Hamilton, se limitaron a agradecer su esfuerzo con tímidos aplausos. A los fotógrafos se les prohibió terminantemente plasmar el perfil izquierdo de Julio, a quien sólo pudieron fotografiar por su lado bueno, el derecho.
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