El acoso de la Prensa preocupa al líder
J. M.Pedro Delgado soporta estos días una tensión extra a la de llevar el liderato, la de la Prensa. Si atendiera todas las peticiones de entrevistas que tiene, no podría salir al día siguiente a correr. "Me gustaría que todos estos días fueran normales, es decir, llegar a la meta, un par de entrevistas, hotel, masaje, descansar, pero, en cambio, ahora, las condiciones en que me encuentro, que bien recibidas son, resultan muy diferentes", comenta.
Delgado resulta una persona accesible. Ni siquiera parece cansarse de firmar autógrafos. Su rostro se ilumina cuando ve a alguien conocido. Le falta entonces tiempo para charlar. Pero ahora el trabajo se le acumula. Treinta y ocho periodistas españoles le persiguen diariamente por Francia y, desde que es el líder, también franceses, colombianos, italianos, belgas, holandeses, estadounidenses y japoneses. Y Delgado dice ante esto: "El problema es que no sabes cómo encauzar las cosas para que todo el mundo esté contento".Ganar en la cama
A Delgado le empieza a preocupar esto. "Desde siempre se ha comentado, y estoy convencido de ello, que las vueltas se ganan, no en la carrera, sino en la cama, con el descanso. ¿Por qué? Porque al día siguiente tu cuerpo va a estar perfectamente recuperado para hacer otro nuevo esfuerzo muy fuerte. En cambio, si te tienen de pie, andando, para arriba, para abajo, ahora a la televisión, luego a la radio, que llegas al hotel, que si suena el teléfono, al final ni descansas, ni estás a gusto, y acabas cabreado con todo el mundo".Delgado empieza a comprender muchas cosas, como el que Fignon no quisiera hablar con nadie cuando ganó el Tour. "Se publicó entonces que era un chulo. Pero tiene gracia; si hablas, eres una persona muy buena, y si no hablas, eres un ingrato. Esas personas que no encuentran el punto medio es que no comprenden al deportista".
El problema para Delgado ahora es resolver, al término de cada etapa, al trabajo de los demás. "Sí, porque lo ideal sería una conferencia de prensa, pero nadie quiere publicar lo mismo que los demás".
Delgado dedica normalmente al término de cada etapa unos minutos a las cadenas SER y Radio Nacional de España, que ofrecen sus declaraciones en directo. Después le vienen todos los periodistas que graban las manifestaciones para otras emisoras o periódicos. Todos a la vez no caben a su alrededor y ha de repetir varias veces lo mismo. Luego, la televisión española o la francesa o la holandesa le piden que suba hasta donde tienen los micrófonos o las cámaras. Cuando acaba todo eso tiene peticiones de entrevistas exclusivas. Y entre medias, ha de subir al podio y pasar el control antidoping. Cuando llega al hotel hay entre 10 y 20 periodistas esperándole. Cuando ruega que ya no haya más entrevistas, se le insiste. Entonces se vuelve sordo y desaparece.
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