España consiguió el triunfo ante Alemania Occidental sin demasiado esfuerzo
LUIS GÓMEZ,ENVIADO ESPECIAL, El triunfo de España fue poco menos que un trámite de obligado cumplimiento y dio un poco lo mismo el camino que se utilizara para ganar a la RFA. España no hizo ayer nada especial: unos, se entretuvieron un rato, caso de Margall y Villacampa; otros, guardaron reposo, como Epi, y un tercero, Jiménez, jugó 35 minutos y rebasó las tres horas de juego en este campeonato.
Ayer parecía ser un partido para que Jiménez descansara, porque entrenamiento no le falta, pero el pivot que quiere ser alero, debe ser algo así como un amuleto en el equipo nacional. Jiménez triunfa en Europa como pivot, pero reniega en España de esa condición y sostiene con machacona insistencia que lo suyo es ser alero.
El partido de ayer sirvió, además, para que Margall jugara muchos minutos, como así sucedió. Porque Margall, a sus años, es un jugador al que no afectan situaciones ambientales, capaz por tanto de afrontar partidos como estos sin dramatismos, sin rasgarse las vestiduras porque 24 horas antes se perdiera con Italia. Margall comprendió rápidamente la situación, se hartó de coger rebotes por el mero hecho de estar bien colocado, e introdujo un espíritu de calma en lo que algunos pronosticaban como partido psicológicamente difícil de resolver. Margall es un jugador cuya sabiduría técnica se está desplegando en sus últimos años de carrera como si se tratara de un ejemplo de jugador añejo, con todo lo que eso significa en cuanto al trabajo paciente que da sus frutos a largo plazo. Margall, en definitiva, es el único jugador español -quizás también Sibilio- capaz de levantarse de la cama tras un sueño profundo y encestar un triple.
Tranquilidad española
Exceptuando estos dos detalles personales, el partido se redujo a 40 minutos de compromiso que no resultaron carga alguna para la selección española porque la RFA tiene pocos recursos técnicos. España no jugó bien -tampoco era imprescindible- y dejó pasar el tiempo con tranquilidad. Se advirtió que la selección española no tiene un sólido juego de conjunto, diferencia que salta a primera vista cuando se producen situaciones peculiares. Por ejemplo, cuando, en la segunda parte, coinciden como línea exterior Montero, Villacampa y Margall, que funcionaron a su aire como si estuvieran en el Joventut de Badalona. Los tres, en alguna ocasión, se olvidaron de que existían otros dos compañeros más en la cancha pero, a cambio, crearon tres o cuatro jugadas que provocaron aplausos del público. Poco a poco, se acordaron de Jiménez y España se acercó a los 20 tantos sin esfuerzo.
Luego, cierta improvisación defensiva, una zona que no terminaba de ajustarse nunca por más que los jugadores se dieran indicaciones entre sí, permitió el lucimiento personal del alemán Koch, que consiguió hasta ocho triples en la segunda parte, que sirvieron para recortar un resultado que necesariamente parecía que iba a ser muy amplio.
La jornada de ayer registró un partido más que interesante: URSS-Yugoslavia, que terminó con victoria apuradísima de los soviéticos por 86-83. Fue un partido intenso y que registró un incidente entre varios jugadores de ambos equipos. El soviético Belosteni y el yugoslavo Paspalj fueron expulsados. El yugoslavo, además, tuvo que ir a un hospital donde se le apreció un fortísimo golpe en la nariz, que parece que no le impedir jugar el viernes, ya que hoy es día de descanso. Grecia e Italia ganaron con facilidad a Gran Bretaña y Francia, por 101-72 y 93-82, respectivamente.
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