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Fathi Arafat

Un 'ministro' de Sanidad palestino con cinco millones de hermanos

Fathi Arafat pulveriza cualquier aproximación a su vida privada. "Tengo cinco millones de hermanos". Pero sus padres no fueron tan prolíficos. Se quedaron en los 10. Uno de sus hermanos es Yasir, actual líder de la OLP, que ya a los cinco años le decía: "Vamos a jugar. Yo soy capitán; tú, soldado, y vamos a liberar Palestina". Fathi, desde hace 20 años, dirige la Media Luna Palestina, equivalente a la Cruz Roja y que cumple el papel de Ministerio de Sanidad de un pueblo carente de Estado.Fathi nació hace 55 años en Jerusalén. Es médico, marido de una cirujana maxilofacial y padre de una dentista y un experto en organización hospitalaria. Tras su labor en hospitales egipcios y kuwaitíes, en 1967 se puso a "trabajar para la revolución palestina", como responsable de los servicios sanitarios de Al Fatah. Un año más tarde nació la Media Luna Palestina y Fathi tomó sus riendas. Sus efectivos suman hoy 4.500 profesionales, 15.000 voluntarios palestinos y 3.000 europeos y americanos, amén de 200 ambulatorios y 70 hospitales. Sus redes se infiltran en los territorios ocupados por Israel.

Fathi ha pasado como una exhalación por Madrid, peluca anti-Mosad incluida, para saludar el nacimiento de una asociación española de ayuda humanitaria al pueblo palestino cuyo fin es aportar médicos, material sanitario y alimentos.

No duda entre pedir medicinas o armas: "Soy médico. Si le doy armas a mi paciente, al día siguiente no me elegirá". No por ello sus exigencias son menores: "Vengo a pedir algo muy grande: los corazones de todos los españoles". ¿Y se lleva algo más tangible? "Si me llevo los corazones, me llevo todo".

Fathi no duda cuál es el primer problema sanitario palestino: la ocupación. Las tres principales enfermedades palestinas, a su juicio, son: las heridas -más de 20.000 heridos ya en el levantamiento popular de los territorios ocupados-, la depresión psíquica generalizada y la desnutrición y falta de higíene. En algunos puntos, 70 de cada 1.000 palestinos mueren al nacer. "Y muchos de los que sobreviven necesitan ya el ruido de las bombas para dormirse".

Asegura que ya hay miles de propagadores de la idea. En 1967, cuando iba a abrir una clínica en el campamento de Tal el Zatar (Líbano), halló que en una mísera chabola de hojalata colgaba ya el rótulo de Media Luna Palestina. "¿Quién ha llegado antes que yo?". La respuesta era una bella palestina de 20 años, que llegó a ser directiva de la organización, y que le espetó: "Mi madre y yo dormimos en una habitación, la otra es la clínica. Si quieres mejorarla, entra y mejórala".

En Beirut, cuidó las heridas de un piloto israelí. "Soy de la Cruz Roja y vengo a curarte", le explicó Fathi. El aviador llegó a creerle, pero le costó más admitir que Fathi era palestino. Se hicieron amigos. "Me dijo: 'Yo solía arrojar bombas sobre vosotros. Ahora, por primera vez, veo desde abajo, entre vosotros, cómo caen'. Ya está en su casa, es un militar importante. Espero que se acuerde y haga comprender a su familia y amigos lo que pasa aquí".

Su elocuencia se cierra al rozar la esfera familiar: "Hay cosas que están muy relacionadas con Yasir y no voy a hablar mucho de esto. Se lo dejo a él". Sólo revela que de Yasir, tres años mayor que él, salieron la: primeras palabras que oyó en su vida. Yasir hablaba, cómo no de la liberación palestina.

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