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El presidente de Foarsa no comparece como testigo

El juicio contra los 25 sindicalistas de Forjas y Aceros acusados de un delito de coacción por la retención del presidente de la empresa durante 21 horas entre el 11 y 12 de marzo de 1987 quedó ayer visto para sentencia después de que el fiscal y las defensas dieran por la tarde a conocer sus respectivos informes. El principal protagonista de los hechos, el ex presidente de Forjas y Aceros Enrique Antolín, no compareció como testigo, propuesto por el fiscal José Tejido.

Al mediodía, en pleno juicio oral, el juez Ignacio Pando recibió un telegrama en el que aquél excusaba su asistencia por razones de trabajo al frente de la Consejería de Obras Públicas del Gobierno vasco.En su ausencia, se dio lectura a las declaraciones que formulara el 8 de abril de 1987 ante el juez de instrucción Mauricio Bujidos, hoy destinado en Carrión de los Condes (Palencia).

Antolín hizo un relato de las incidencias que precedieron a su forzoso encierro en el bunker de la empresa junto con algunos directivos y los miembros del comité. Previamente, numerosos trabajadores y personas no pertenecientes a la industria se habían amotinado en los pasillos de la factoría y roto la puerta de su despacho. Según el declarante, el comité de empresa no pudo controlar la situación y perdió el liderazgo de los trabajadores; sin embargo, sus miembros impidieron que le agrediesen mientras se dirigía hacia el bunker. Antolín declaró también al juez que se había considerado en todo momento "retenido" y nunca aceptó la situación en que se encontraba, "coaccionado e involuntariamente". Durante el encierro, para evitar males mayores, aconsejó a la Guardia Civil que se abstuviese de penetrar en las instalaciones fabríles.

Varios directivos de la empresa propuestos como testigos no comparecieron en el juicio. Lo mismo que en la jornada anterior, quedó de manifiesto que los encartados, todos miembros del comité de empresa, se vieron siempre superados por la presión social. Daniel Ruiz Palacio, capitán de la Guardia Civil que de Torrelavega se trasladó a Reinosa en la tarde del 11 de marzo para afrontar la liberación de los retenidos, declaró que se le ordenó suspender la operación. "Antolín quería hablar conmigo, así que penetré solo en la factoría unos 100 metros. Sin embargo, me vi rodeado por unas 2.000 personas víctimas de gran tensión y nerviosismo; nadie me agredió ni me cogió de la ropa, pero opté por salir. Me hizo luego saber, por teléfono, que él no tenía ningún inconveniente en permanecer en el bunker hasta el día siguiente".José Luis Álvarez, quien sucedió a Antolín en la presidencia de la empresa, puso de manifiesto en su declaración que los miembros del comité estaban en manos de los obreros y él se consideró retenido contra su voluntad.

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