Mendoza ataca con dureza a Muñoz por su actuación durante la Eurocopa 88
Ramón Mendoza, presidente del Real Madrid y delegado de la selección española en la Eurocopa 88, reconoció ayer haber tenido varios enfrentamientos, uno de ellos de gran violencia verbal, con Miguel Muñoz, seleccionador español, en las üItimas semanas. "Muñoz, delante de varios jugadores, llegó a decirme que qué pintaba yo en la selección", explicó ayer Mendoza, quien lanzó un duro ataque contra el técnico de la selección: "El seleccionador era el último en enterarse de todo". Miguel Muñoz se enteró de las palabras de Mendoza a través de EL PAÍS, y declinó realizar declaraciones.
Según Ramón Mendoza, el primero, y quizás el conflicto más grave, se produjo en Salamanca, donde la selección inició su viaje hacia la Eurocopa con un amistoso contra Suecia. "Existía la petición de los jugadores de añadir un médico y un masajista a la expedición oficial", dijo Mendoza. "Yo, como delegado del grupo, convoqué una reunión, a la que asistieron Gallego, Gordillo, Camacho, Bakero, Víctor y Zubizarreta, por los jugadores, y Miguel Muñoz. El seleccionador me dijo que qué pintaba yo en la selección. Fue muy duro, porque fue una situación tensa que se produjo delante de los jugadores. Hay que comprender a Muñoz, porque estaba desquiciado, descompuesto, porque todos le estaban atacando. Entonces hablé con Roca y le expliqué lo que había sucedido".Mendoza exigió a Roca, en esa conversación, que se aclarase públicamente su situación, y el presidente de la federación,ante todos los jugadores y técnicos, manifestó que Mendoza era el delegado del equipo. "Muñoz me pidió excusas por su comportamiento, y hay que comprenderlo, porque es un hombre mayor, agobiado, que ya está liquidado".
La segunda situación conflictiva se produjo en Basilea, antes del último partido de preparación ante Suiza. "Roca me informó, cuando íbamos camino de una cena con el embajador español, que la situación era desastrosa. Muñoz quería enviar a sus casas a Diego y a Calderé porque llegaron lesionados a la selección. Roca estaba asustado, porque ya pensaba que se iba a repetir lo del Mundial de México [la grave lesión de Maceda], y que iba a tener problemas por los seguros de los jugadores".
"Muñoz, además, era el último en enterarse de todo", continúa Mendoza. "En Suiza me informó que el doctor Guillén había infiltrado a Diego a sus espaldas, sin informarle, para que pudiese estar en condiciones de jugar. Muñoz me dijo que Guillén era un desastre y un traidor. Le contesté que, si insistía, yo ponía de patitas en la calle a Guillén, pero delante de Roca, Muñoz se echó atrás. Muñoz estaba acorralado. Se sentía atacado por la federación, porque creía que lo querían echar; por la Prensa, que nunca ha estado a su lado; y por los jugadores, que le tienen cariño, porque es una persona mayor, pero que ya no confían tácticamente en él".
Mendoza se defendió de las acusaciones lanzadas contra él por haber estado ausente de la concentración durante varios días. "Yo no soy una niñera", dijo el presidente del Madrid. "No puedo estar 20 días comiendo y cenando con los jugadores".
Respecto al abandono de una cena de la selección, inmediatamente después de la derrota ante Italia, Mendoza manifestó: "Me fui porque en la cena estaban la hija y la mujer de Roca, y yo creo que esa cena era de recogimiento, como todas las que se celebran después de un partido. Los jugadores se sentían incómodos, y por eso me fuí. Más tarde hablé con Roca, quien me reconoció que se había equivocado".
Mendoza desmintió que hubiese presentado su dimisión corno vicepresidente de la federación: "Debo consultar con el comité ejecutivo de la Liga Profesional, que fue (quién me empujé a presentarme".
Muñoz y Guillén
Miguel Muñoz se enteró de las declaraciones de Mendoza a través de EL PAÍS. Tras escucharlas, dijo que no quería contestar a ninguna de las acusaciones de Mendoza: "Como usted comprenderá, ante este tipo de cosas no quiero decir nada. Que el señor Mendoza hable todo lo que quiera, porque yo no quiero entrar en esta polémica".El doctor Guillén sí se defendió de las acusaciones: "Tomé las decisiones que debía tomar. Si el jugador tiene un dolor y la lista ya está cerrada, mi deber es recuperarle. En el caso de Diego, al tercer día ya entrenaba a plena satisfacción. En el caso de Calderé sucedió lo mismo, y en el primer partido, ante Dinamarca, ya estaba listo para jugar". Al preguntarle si el seleccionador estaba informado de la situación de Diego y Calderé, Guíllén afirmó: "En poder del doctor Delgado estaban los informes de los médicos del club, que ya señalaban, aunque no con todo detalle, estas dolencias". "Infiltré a Diego una sola vez", explicó Guillén, "en Alemania, y no tuve que pedirle permiso a Muñoz, porque ese es mi trabajo. De hecho, fue suficiente para que se recuperara". Respecto a sus relaciones con Muñoz, dijo: "Fueron de cordialidad, amistad y simpatía, pero lo sorprendente era lo que se escuchaba en otros sitios".
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