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La CE estudiará medidas para evitar una congestión del tráfico aéreo este verano

El espacio aéreo europeo corre el riesgo de quedar saturado este verano ante el previsible aumento del tráfico aéreo, y para evitar el colapso, el ministro alemán occidental de Transportes, Juergen Warnke, va a proponer a sus homólogos comunitarios la adopción de medidas de urgencia. España se encuentra entre los países previsiblemente más afectados.

Warnke, que preside el Consejo de Ministros de Transportes, ha modificado el orden del día de la reunión que celebrará hoy y mañana con sus colegas en Luxemburgo para añadir a la agenda de trabajo el estudio de una mejor coordinación entre los cuatro países más afectados por el incremento de los vuelos (España, Reino Unido, RFA y Francia).Estos cuatro Estados miembros deberían, según el comunicado publicado en Bonn el viernes, constituir equipos de expertos que permanezcan en contacto para evitar una excesiva, congestión, impiendo, por ejemplo, el despegue de aviones que se dirijan a aeropuertos que sobrevuelen aparatos a la espera de la autorización de aterrizaje. También considera Warnke conveniente que las compañías aéreas utilicen en sus vuelos intereuropeos en la medida de lo posible, aparatos con capacidad para transportar a más pasajeros y reduzcan así los movimientos de aviones.

El año pasado el número de pasajeros que volaron en Europa aumentó un 13%, pero el auge del número de movimientos de aparatos osciló entre un 14% y un 20%, según los países, a causa de la aparición de nuevas líneas cubiertas muchas veces con aviones con una capacidad inferior a 70 asientos.

Esta explosión del tráfico aéreo acarreó un aumento del 40% de las salidas demoradas en verano y una duplicación de la duración media del retraso. Un estudio de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), que reagrupa a la mayoría de las líneas aéreas del mundo, pone, por ejemplo, de relieve que durante los meses de julio y agosto de 1987 la quinta parte de los vuelos que transitaban por el espacio aéreo controlado por la torre del aeropuerto de Barcelona tenía retraso, mientras en 1986 sólo el 14%.

Si la situación ya era mala en 1937, este año amenaza con ser mucho peor, porque el incremento previsto de vuelos durante los meses de julio y agosto, con relación al mismo período del año anterior, es nada menos que del 30%. Un anticipo de lo que podría ocurrir si no se toman a tiempo medidas tuvo lugar en la Ascensión y el lunes de Pentecostés, cuando el número de vuelos programados excedió en un tercio los normales y los retrasos acumulados obligaron a una compañía como la alemana Lufthansa a anular 42 salidas, más de la mitad desde Múnich.

De ahí que en la reciente renión en Estrasburgo de la Comisión Europea de la Aviación Civil (CEAC), que reagrupa a 22 países, algunos, como el representante suizo Max Neuenschwander, denunciasen la "esquizofrenia" de la Comunidad Europea, "que liberaliza la aviación comercial cuando las limitaciones técnicas de ese tipo de transporte en Europa sólo permiten, por ahora, un incremento limitado del tráfico".

Puntualidad

A más largo plazo, el empleo de radares de una nueva generación, que facilitarán un seguimiento más preciso de los aparatos, la utilización de aviones con mayor capacidad, una eventual redistribución del espacio aéreo entre aviación civil y militar, la construcción de nuevas pistas de aterrizaje y la agilización de las comunicaciones entre controladores aéreos de distintos países que recurren aún excesivamente al teléfono, permitirán, probablemente, mejorar la puntualidad de los vuelos.

La práctica saturación de los cielos de Europa durante el verano y algunos fines de semana no tiene, sin embargo, consecuencias negativas sobre la seguridad del tráfico, porque se siguen respetando las distancias mínimas de separación de aviones: nueve kilómetros en el mismo pasillo aéreo y 600 metros a la vertical.

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